Dicen quienes entienden de
política que el Estado de las Autonomías condiciona la
deriva de nuestro país sin posibilidad de marcha atrás. Es
cierto que los estados creados dentro del mismo estado
español acarrean gastos superfluos que de ello hace depender
el desarrollo económico de España. Véase si no que función
social realizan las diecisiete televisiones autonómicas y
emisoras de radio, algunas con hasta tres centros emisores,
tres directores generales, tres directores de informativos,
una ingente cantidad de locutores, de técnicos y de
“funcionarios”, bien retribuidos por cierto. Eso sin contar
las televisiones locales, que hay pueblos que disponen de
hasta tres emisoras una de ellas, como es natural, “oficial”
para hacer públicas las noticias emanadas de la corporación
local y de los miembros del gobierno municipal de turno, que
es el que las subviene de fondos para su existencia.
Pero lo referido es peccata minuta con relación a los gastos
que podrían ahorrarse si desaparecieran las autonomías y,
por ende, las plantillas de personal que de uno u otro
carácter las conforman: 17 autonomías con unas 170
consejerías, otras tantas viceconsejerías, mas de 130
miembros de mesas de gobierno, (presidentes,
vicepresidentes, secretarios, etc.), 1.218 diputados (sin
incluir los 50 de las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla
que aunque concejales, tienen la consideración de diputados
y perciben un plus de residencia que les aumenta sus
retribuciones en mas de 4.200 euros mensuales) personal de
apoyo o asesores, plantillas de funcionarios (incrementado
con los costes de la Seguridad Social), vehículos, teléfonos
móviles, locales, mobiliario, consumos de energía, etc.
Aparte de ello, los 19 presidentes (contando las ciudades de
Ceuta y Melilla), Consejos Consultores, Consejos de Cuentas,
en una palabra: se ha sobredimensionado la estructura
administrativa del país y, por ende, desproporcionado el
gasto que se origina. A la hora de hacer números y
calculando sobre unos 3.000 euros mensuales, exceptuando de
ello a los miembros de los entes locales, ¿a cuanto
ascendería solo el importe de los salarios que tienen que
salir de los tributos que se exigen a la ciudadanía obligada
a su pago?. Otro caso de gasto superfluo es la composición
de Senado cuyos 208 miembros perciben, aparte de otras
prebendas, unos ingresos mensuales que oscilan entre los
2.500 y 3.000 euros sin que se haya dado todavía una
explicación clara de la función que realizan.
Por otro lado, Mariano Rajoy anuncia (no brotes verdes ni
llegadas a la “Champion”, como decía su antecesor) sino mas
ajustes fiscales y reformas estructurales, especialmente en
el mercado laboral. En román paladino: que se adoptaran
nuevas medidas económicas que, por difíciles que sean,
tendrán como objetivo crecer y crear empleo si no queremos
que la situación económica actual nos lleve a la deriva,
como antes decíamos,, sin posibilidad de marcha atrás. Tales
medidas podrán concretarse en la subida del IVA (injusto
impuesto que satisface en igualdad de condiciones el
beneficiario de una pensión no contributiva que el mismo
señor Botín), un, aunque estricto, plan de privatizaciones,
mas ajustes fiscales y reformas estructurales especialmente
en el mercado laboral, retraso en la edad de jubilación (en
vez de 65 años a los 67), el copago de los productos
farmacéuticos (ya en marcha), todo ello cuando los mercados
acorralan mas al gobierno, incrementando la deuda publica, y
se viene notando, en vez de inversión, huída del capital
extranjero.
Menudo conjunto de “bienes y derechos” o herencia recibida
por don Mariano Rajoy y todo ello de difícil solución, aun
cuando emanados de la lógica popular, nos hemos permitido
exponer algunos de los hechos que originan tal situación,
consecuencia, en la mayoría de los casos, de la promulgación
del derecho a constituirse en Comunidades Autónomas, lo que
supuso un cambio de 180º con respecto al sistema anterior
que se basaba en planes centralizados tradicionales y no en
los gastos excesivos y superfluos, principal origen del
déficit de estado, que vienen condicionando nuestra economía
y, por ende, las dificultades para nuestro desarrollo
económico.
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