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OPINIÓN - DOMINGO, 8 DE JULIO DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Rajoy murmura cuitas a Aznar
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Mariano Rajoy le ha pedido a la UE la misma “energía y rapidez” en cumplir los acuerdos que España en adoptar medidas difíciles. Y lo ha hecho, cómo no, en la novena edición del Campus de Verano de la Fundación FAES junto al hombre que lo eligió a dedo para que le sustituyera: José María Aznar.

De tales palabras, deducimos que la UE está tratando al presidente de nuestro Gobierno como si fuera el último de la fila. Y a mí me da mucha pena que MR tenga que ir a contarle sus desgracias a quien le nombró sucesor por orden expresa de sus dídimos. De los dídimos del hombre que parece estar detrás de todas las decisiones que viene tomando el Gobierno. Y así le va al Gobierno y a nosotros…

Nosotros vamos deslizándonos a paso de legionario hacia la más absoluta pobreza. Y, en momentos así, se me viene a la memoria lo que decía sobre los pobres un amigo que siempre vivió empeñado en hacerse rico sin trabajar. Tarea que le resultó imposible. Máxime cuando siendo joven cayó en la cuenta de que como carecía de estudios universitarios robar, lo que se dice robar de verdad, resultaba tarea muy difícil.

Y es que antes que él, nada menos que Theodore Roosevelt, lo anticipó: “Un hombre que no haya ido nunca a la escuela es posible que robe un vagón de mercancías; pero si tiene una educación universitaria puede que robe el tren entero”. Ardo en deseos de poder preguntarle a Mario Conde, algún día, si está de acuerdo con lo dicho por TR.

A lo que iba, que si no me lío y llego al final de la página sin decir ni pío de los pensamientos que tenía mi amigo acerca de lo que es ser pobre. Ciertamente, ser pobre es muy triste. Las cosas de la vida son agradables. Todo es incitante y sabroso, las señoras son –a veces- espléndidas. Cuando se es pobre, decía ya mi amigo sin tomarse el menor respiro, estas cosas se tienen que mirar de lejos porque los pobres no tenemos, como tú comprenderás, capacidad adquisitiva. Vamos, que somos más desgraciados que el postiguillo de San Rafael. Mi amigo era de Córdoba.

En la vejez, esta falta de capacidad adquisitiva tiene que ser, supongo, indiferente. En la juventud, en cambio, la pobreza es trágica porque la falta de dinero aumenta la ilusión de la vida. Cuanto menos dinero se tiene, más deseo suscita la vida. Y es que el deseo insatisfecho llega a hacer creer que en la vida humana hay algún misterio, algún tesoro oculto de una mágica fascinación hedonística. El dinero, pues, se debe tener en la época de la juventud, principalmente para hacer comprender, por saturación que en la vida humana no tiene ningún misterio, que las fascinaciones hedonísticas son monsergas. Así que me gustaría tener dinero, para pasar por delante de un restaurante, de una señora estupenda o de todo lo habido y por haber, con absoluta indiferencia.

Mi amigo nunca me dijo que había leído la obra de José Pla, uno de los más grandes prosistas españoles nacido en Cataluña. Pero yo lo sabía desde el primer día. De la misma manera que sé que lo dicho por Pla en los comienzos del siglo pasado, afectará a la juventud que le está tocando vivir esta época. Debido a que los más estudiados, junto a políticos, sindicalistas y banqueros han tenido accesos a los dineros públicos y se los han llevado por la cara. Mientras Rajoy se lamenta como un... hombre desolado en el hombro de su mentor: “La UE no me hace ningún caso, Josemari”.
 

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