La frontera del Tarajal continúa “blindada” por las fuerzas
militares y de seguridad marroquíes seis meses después de
implementarse toda una serie de medidas para reforzar la
seguridad del perímetro. Las avalanchas de inmigrantes de
2011 han dado paso a fórmulas individuales, como las motos
de agua, pero los controles de Marruecos se mantienen y
amplían.
Seis meses después del inicio de un despliegue especial de
control fronterizo, las autoridades marroquíes continúan con
el refuerzo de la seguridad en la zona del Tarajal. Esta
misma semana se trabajaba al otro lado en la construcción de
un nuevo muro en la playa por la que, hasta los últimos días
del año pasado, los inmigrantes se lanzaban al mar en
avalancha para alcanzar territorio ceutí.
Los aledaños del paso fronterizo ya habían sido “blindados”
con una nueva escollera y una valla que impide el acceso a
la costa y en la que, además, hay presencia permanente de
los vehículos de las Fuerzas Auxiliares (‘Mejanía’). Estos
efectivos se cifran ahora, según las autoridades españolas,
en unos 400, que se suman a los miembros de la Gendarmería,
policías y agentes de aduanas, además de a las dotaciones de
la Marina Real.
La situación ha cambiado por tanto de forma radical desde
las avalanchas del pasado año, y ahora las mafias de la
inmigración prueban nuevas fórmulas que no son masivas. Este
es el caso de las motos de agua, en las que en las últimas
semanas se han producido algunos pases de subsaharianos y
argelinos. Según explican desde el Centro de Estancia
Temporal (CETI) los pocos inmigrantes que han llegado por
esta vía han relatado que el pase tiene un coste de unos
1.000 euros, fuera del alcance de la mayoría de las personas
que esperan al otro lado para tratar de llegar a territorio
español.
Las mismas fuentes cifran en más de 300 el número de
inmigrantes, en su mayor parte, subsaharianos, que aguardan
en los bosques próximos a Ceuta, aunque las Fuerzas de
Seguridad marroquíes hacen batidas regulares y las cifras
son muy fluctuantes.
Al margen de ello, y para el control marítimo, la Marina
Real mantiene dos patrulleras, una en la bahía norte, con
base en la zona de Wad Marsa, y otra en Rincón. Los fines de
semana y las tardes son los momentos en los que, al
producirse mayor movimiento de embarcaciones de recreo y
motos acuáticas de las zonas de veraneo limítrofes con Ceuta
son más propicios para los pases de inmigrantes en pequeños
grupos o de forma individual, tal como explican desde la
Guardia Civil, que mantiene junto con la Armada de Marruecos
una vigilancia especial a esas horas y según el delegado del
Gobierno, “coordinada”.
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