Al paso que vamos, es decir, con
los mercados, o sea el capital, manejando la vida social y
política a su antojo, Mariano Rajoy seguirá cediendo
tanto como para que la máxima preocupación de los españoles
consista en realizar dos necesidades primarias de las que ya
hablaba el Arcipreste de Hita –siglo XIV- en su libro del
Buen Amor. Estomago y sexo.
Estómago y sexo. Poder comer –exigencia física y tener mujer
al lado –exigencia sexual- Que antes, en España, equivalía a
casarse, pues para algo profesa la religión católica. Si
bien ahora el vivir las parejas sin pasar por el altar es
también habitual y no pasa nada. Algo que hemos adelantado.
De llevarse a cabo las reformas anunciadas por Soraya
Sáenz de Santamaría, acompañadas por el indecible
José María Aznar, lucidor de bíceps, abdominales y
pectorales a edad tardía, todo lo que se ha adelantado en
España se vendrá abajo.
No quiero decir, líbreme Dios, que, de la noche a la mañana,
la sociedad española vaya a ser un calco de la que le cupo
vivir los años treinta y cuarenta del siglo pasado. Pero
tampoco sería ninguna afirmación u observación chocante, más
o menos paradójica o ingeniosa, considerar que el comer a
diario constituya la suprema felicidad del español de clase
media a partir de ahora. De los otros, es decir, de los más
pobres, mejor guardar un respetuoso silencio.
Los capitalistas han vivido en permanente estado de
inquietud viendo como las personas de clase media se han
atrevido a comprar coches lujosos y hasta se han arrogado
facultades económicas como para hacerse propietarios de una
segunda vivienda gracias a los préstamos que daban los
bancos con el dinero de los mercados. El dinero de los
mercados es de procedencia divina y pobre de aquellos que
cometan el desatino de no devolverlos con sus intereses.
Los misterios de la divinidad económica son insondables. Por
lo cual no están nada más que al alcance una minoría con
poder omnímodo para decidir en cualquier momento que la masa
debe volver a padecer una economía de “estomágo y
taparrabos”. De modo que el señor Aznar, debido a que un
buen día se codeó hasta con Bush, está actualmente
asesorando al Gobierno para que todo cuanto no sirva para
comer, beber o vestir de trapillos, debe estimarse como
“gasto superfluo”, “suntuario” o “lujo asiático”. En una
palabra: que la inmensa mayoría de españoles estamos
obligados a tener que vivir algo así como si fuéramos
ciudadanos de una nación subdesarrollada.
El señor Aznar, por si ustedes no lo saben, fue quien
gobernando Jesús Fortes en esta ciudad la dejó
abandonada a su suerte. Es decir, que no se preocupó de ella
en absoluto. Por lo que su dejadez en todos los sentidos
hizo posible que arribara a la ciudad el partido de Jesús
Gil.
Un partido que estuvo a punto de convertir a Ceuta en el
mayor centro de corrupción nunca visto. De aquel partido
quedan residuos. Residuos que estamos soportando desde hace
ya muchos años. Por lo tanto, conviene preguntarse si acaso
no vienen de aquellos lodos el barro que actualmente está
cubriendo esta ciudad.
Una ciudad que Juan Vivas ha de sacar del atolladero
en el cual anda metida. De no ser así, pasará a la historia
como un gobernante de poca monta.
|