Existe algún establecimiento de hostelería en el mismo
Puerto Banús que pueda superar a la cafetería Manhatan en
cuanto a oferta? Les reto a que me lo demuestren, porque no
podrán hacerlo. Cuidadosamente contados y recontados ante
testigos por parte de quien redacta estas líneas en el día
de ayer los amplios expositores ofrecían 25 tipos de
pasteles distintos, 15 tartas diferentes por porciones, 22
variedades de bollería, 16 tipos de pastas típicas
(materialmente no cabían más pero fui informada de que
existía mayor variedad) 8 tartas maravillosas de auténtico
diseño pastelero y hasta 50 variedades de zumos
absolutamente naturales y ecológicos, más un despliegue
inenarrable de frutas de todo tipo en el interior de un
expositor y cómo decoración una preciosa sandía tallada en
forma de piña. Conozco la Costa del Sol cómo la palma de mi
mano y en ninguna de sus turísticas localidades existe un
establecimiento similar ni tan completo
Además de ser un lugar cómodo, tanto la zona de la entrada
con la barra cómo los dos amplios salones, si tuviera que
definirlo lo haría calificándolo cómo un lugar al que las
señoras pueden acudir a desayunar o a merendar y sentirse
absolutamente cómodas por el ambiente, que es familiar y sin
tíos acodados en la barra trasegando whiskies e incordiando
al personal. Todo muy cuidado en los detalles aunque la
decoración me parece excesivamente “American Style” algo
normal si consideramos que se llama Manhatan y con un nombre
así se espera un estilo muy moderno, afortunadamente de
americano tan sólo tiene el diseño, porque en EEUU hacen un
café aguado bastante repugnante y tienen cuatro donuts
pringosos a no ser que se vaya a locales carísimos y muy
exclusivos para encontrar repostería europea. Por el
contrario el café del Manhatan tiene su punto justo de
cremosidad “expresso”, los distintos tipos de tés son buenos
y los batidos y zumos de frutas adquieren la categoría de un
cinco estrellas Michelín, tanto por los componentes
naturales de fruta ecológica cómo por la buena presentación
de las bebidas. Puede parecer algo frívolo pero estarán de
acuerdo conmigo en que en cualquier local hace falta un
mínimo de protocolo y no es que se exija haber pasado por
una escuela de hostelería, sino porque se agradece, cómo en
el caso de este establecimiento, la pulcra y rigurosa
uniformidad del personal, la cortesía y la rapidez del
servicio, la amabilidad a la hora de informar sobre la
infinita variedad de dulces y zumos y sobre todo el aspecto
de lugar bien controlado donde prima la diligencia del
personal. Algo fundamental, porque camareros negligentes o
malencarados son bastante cómo para arruinar cualquier
negocio y si el servicio es lento y el trato descuidado el
público huye a lugares más agradables.
¿Lo mejor a mi entender? El zumo de sandía con fresas bien
azucarado que me descubrió mi hermano pequeño ceutí que se
llama Karim Prim ¿Lo más rocambolesco? El mix zumo-batido
con productos naturales en los que la oferta parece
interminable. ¿Mi dulce favorito entre los 25 tipos de
pasteles? Sin lugar a dudas el tocino de cielo “auténtico”
con nata montada y luego la bola de chocolate y entre las
tartas las de limón y de manzana, porque las otras parecen
no tener fin ya que sirven porciones muy generosas y echas
para personas de buen comer, lo que no es mi caso. Así que
dentro de la repostería del Manhatan opto más por los dulces
“delicatessen” que sirven en porciones más razonables. ¿Que
si es un lugar al que ir con niños’ Por supuesto, la
amplitud del espacio hace que se pueda estar en familia con
mucha comodidad y aunque me he centrado en mis
predilecciones-fetiche que son los dulces, hay otra infinita
oferta de salado en forma de sandwiches de todo tipo,
showarma espectacular (todo servido con patatas fritas
buenísimas y naturales no congeladas y de bolsa),
empanadillas, diversos tipos de “saladitos” y en la terraza
una barbacoa que garantiza la mejor de las cenas o el mejor
brunch a base de carne, chuletas, chuletones, pinchitos,
filetes y supongo que costillas porque al ser un lugar con
denominación de origen americana la tradición de la barbacoa
resulta imprescindible e ineludible.
¿Cabe mayor lujo que cenar en verano a metro y medio del
mar, respirando ozono, aire con perfumes salobres y al
tiempo la fragancia de la carne en la barbacoa? Smog 0,
contaminación acústica más 0 todavía, humo de vehículos
inexistente, pura naturaleza de puerto marinero enfocada a
pasar un rato agradable con la familia o los amigos, he
hablado de Puerto Banús porque es mi referencia normal, pero
el estilo y el ambiente me recuerdan también a la zona de
Sitges, que es más tranquila y menos fiestera que la Costa
del Sol y los catalanes diferencian mucho lo que es salir
por la noche a cenar en familia y lo que es ambiente de
copas y de juergueteo. ¿Algo a resaltar? La conservación del
local, la escrupulosa limpieza de las cocinas, la asepsia de
los WC y el hecho real de que “el ojo del amo engorda al
caballo” y Mustafa el propietario y sus hijos parecen tener
muy a gala el que todo aparezca impecable a todas horas y lo
sé porque he llegado tarde en el barco, todo estaba cerrado
en Ceuta y he podido tomar un piscolabis en Manhatan que
abre muchas horas y aún casi al momento del cierre el local
estaba perfecto, cómo si acabaran de abrir y los camareros
igualmente amables. Una delicia de punto de encuentro.
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