Varios colchones, edredones, tela asfáltica, maderas,
zapatillas deportivas, telas, los restos de un frigorífico y
de un sofá, un paraguas... Estas son algunas de las cosas
que EL PUEBLO se encontró ayer cuando, junto a Juan Redondo,
presidente de Los Verdes, recorrió las inmediaciones del
pantano del Renegado, en los alrededores de la zona en la
que en la madrugada del sábado se produjo un incendio que
arrasó con más de 2.000 metros cuadrados de monte.
Carmelo Navarro, jefe de las Brigadas Forestales de la
Ciudad Autónoma, apuntaba como posible foco del incendio los
múltiples campamentos de residentes del CETI (Centro de
Estancia Temporal de Inmigrantes) que existen en los
alrededores. Este medio y Redondo fueron testigos de cómo un
grupo de estos inmigrantes hacían, ayer a mediodía, un fuego
en la zona a pesar de estar prohibido hacer fogatas en
espacios abiertos. Redondo alertó de esta prohibición a los
inmigrantes.
El Ministerio de Defensa, a través de la USBA, mantiene un
equipo formado por tres o cuatro militares vigilando los
alrededores del CETI para que no proliferen ‘refugios de
circunstancias’ o chabolas, según destacó la Comandancia
General de Ceuta el pasado mayo. A principios de año, una
empresa terminó con el grueso de estas ‘casetillas’ que se
construyen los inmigrantes para pernoctar fuera del centro,
según explicaban.
Sin embargo, en los alrededores del pantano abundaban ayer
los restos de basura y los utensilios que indicaban la
presencia de estos campamentos, a los que se acercaron
varios inmigrantes.
Redondo incide en lo “peligroso” que son estos restos de
material, puesto que pueden desembocar en incendios. “La
Consejería de Medio Ambiente debería cuidar más el monte,
existe una dejadez total”, lamentaba Redondo.
El incendio arrasó con 2.000 metros cuadrados ocupados por
árboles autóctonos como los alcornoques. “La flora es lo que
apreciamos, pero además está la fauna”, destaca Redondo. El
presidente de Los Verdes incide además en los animales que
mueren en un incendio. “Salamandras, tortugas, meloncillos,
insectos, serpientes e incluso jabalíes pudieron morir
anoche”, apuntó.
“El poniente propagó el fuego, que fue frenado por el
perímetro del polvorín, además, la ‘avena’ es puro
combustible”, indicaba mientras señalaba los múltiples
objetos inflamables esparcidos por el monte.
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