Desde la apertura del puerto de Tánger-Med, el tránsito de
personas por la frontera ceutí ha disminuido de forma
sensible. Según los cálculos de los responsables policiales
del Tarajal, de los 25.000 documentos que se cotejaban cada
semana con las bases de datos se ha pasado a la mitad. La
disminución del flujo se nota sobre todo en el paso del
Biutz, abierto para porteadores.
La apertura del puerto de Tánger-Med, a unos 20 kilómetros
de Ceuta, ha hecho que el tránsito por la fronteradel
Tarajal se vea sensiblemente disminuido. Este puerto de gran
calado, que cuenta con una zona franca de actividades
industriales y logísticas, comenzó a construirse en 2004,
pero no fue hasta 2007 que se inició su puesta en marcha.
Según los cálculos de los responsables de la Policía
Nacional en la frontera, con la que EL PUEBLO compartió
varias horas de trabajo en el Tarajal estos días, de las
25.000 consultas de documentación que se hacían cada semana
en las bases de datos nacionales e internacionales, se ha
pasado “a la mitad”.
Esta actividad comercial tan cercana a la ciudad autónoma ha
generado un descenso sobre todo en el trabajo de los
porteadores, en su mayoría, mujeres, que transportan
mercancías procedentes de Ceuta para su venta en Marruecos.
Además de haber menos porteadores, estos ganan algo menos de
lo que obtenían hace algunos años con esta labor de comercio
“alegal”, que se desarrolla en ausencia de una aduana
comercial con el país vecino en el caso de la frontera
ceutí. “Ya no les sale tan rentable y hacen menos viajes”,
explicaba uno de los policías encargado de los controles. Un
porteador que pase varias veces en un día, hasta tres, puede
ganar unos 20 euros.
La apertura del paso del Biutz, en 2005, trató de paliar la
enorme presión que este tránsito de porteadores, muchos de
los cuales pasan varias veces al día por la frontera del
Tarajal. El nuevo paso “comercial” facilitó un tránsito
“circular”, es decir, los porteadores entran sin bultos
desde Marruecos por el Tarajal y salen cargados por el Biutz.
De este modo, se evitó que los peatones que entran y salen
de Ceuta a trabajar en otras actividades, como el servicio
doméstico, a hacer compras o de visita, se sumaran a este
tránsito, más dificultoso al tratarse de personas cargadas
de bultos. En los primeros años, el Bituz fue escenario de
grandes colapsos de miles de porteadores, que se amontonaban
en el polígono comercial para pasar por los molinetes. Las
avalanchas acabaron con la muerte de dos mujeres en 2009. La
situación es hoy muy distinta.
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