Con el sistema sanitario español
se han perpetrado muchos abusos. En su momento fue una
especie de “papeles para todos” sin pararse a considerar que
el “gratis total” no se paga con billetes que fabrique el
Gobierno por la noche dándole a la manivela de la máquina,
sino con dinero fatigosamente ganado y pagado por los
españoles. Lo de la Sanidad Universal y Gratuita sonaba un
poco a Star Trek o “viaje a las estrellas” y tantísima
generosidad y tal despliegue de virtudes lacrimosas han
estado a punto de jodernos a todos el sistema. Se
racionaliza ¡por fin! el Sistema Sanitario y nos hace
aterrizar de las nubes del buenismo grimoso a la realidad
común de Europa.
Hay que pagar, predica el Real Decreto Ley 16/2012. Hacerlo
según las posibilidades de cada cual, mayor o menor cantidad
en el momento de la compra de los medicamentos, disculpen,
he querido decir cuando el boticario lo dispensa, que no los
venden, porque la salud ni se compra ni se vende cómo “el
cariño verdadero”. Puro eufemismo, la salud “se compra y se
vende” porque quien tiene haberes, para tratarse un cáncer
se va al Hospital de la Universidad de Navarra o a Houston y
si es un aneurisma al Instituto Pasteur de París y si es una
ceguera por retinopatía a la Teknon de Barcelona donde opera
el mágico hacedor de la vista doctor Monés (miles y más
miles de euros, pero acabas viendo).
Pero ya hablando más modestamente de asistencia sanitaria en
la Seguridad Social para quien tenga la desgracia de no
poder costearse un seguro médico privado (los aconsejo
vivamente, porque funcionan y hay una gran oferta de
compañías) para quien se tiene que resignar, al menos lo
hará con la satisfacción de que para muchos se acabarán
abusos y bicocas, de hecho los extranjeros sin tarjeta
europea tendrán que pagar sus medicamentos y hablando de
Ceuta se implantará, gracias a Dios, la tarjeta electrónica
que es lo más cómodo del mundo y funciona de maravilla en
casi todas las Comunidades Autónomas.
Lo que si va a ser un pequeño embrollo es el hecho de
“casar” las rentas e ingresos con los porcentajes a
descontar según qué y según cada cual, dependiendo de los
ingresos, pero algo con lo que discrepo es que los
pensionistas paguen, ni tan siquiera cantidades simbólicas,
porque las pensiones son porqueriosas y unos céntimos para
un abuelo pueden ser los que le faltan para poder comprar el
pan y la leche. Crueles con los abuelos y babosos y
complacentes con las extranjeras preñadas que acuden a ser
tratadas y atendidas “por la cara” a España y a costa del
sudor de la frente de los españoles. Sencilla y llanamente:
NO.
Y si es una urgencia se le factura a su consulado o embajada
y se obliga por todos los medios internacionales a que los
países emisores de gente que viene a usar y abusar de
nuestro sistema tengan que pagar. Por cierto ¿Cómo andan las
investigaciones sobre las tramas que envían a las
parturientas a Ceuta con incremento según quien esté de
guardia según cuenta le oscura leyenda urbana? ¿Será verdad
que se prescribe a extranjeros con el número de la Seguridad
Social de jubilados españoles? ¿Será posible tanta picardía
y tanta estafa?
Razón tiene el Real Decreto en tratar de que nos ajustemos
los machos y no es ajustar precisamente el que se tenga que
asistir a los menores extranjeros extracomunitarios ¿Por
qué? Ahora bien si pueden documentar y probar que proceden
de países del Cuerno de África asolados por la hambruna y
llegan a riesgo de sufrir inanición, todos los españoles les
daríamos al momento la sangre, de necesitarla. Pero abusos y
abusones no. Es más se les tiene que hacer ¡zape! como a los
gatos, al igual que aumentar la gravedad de las penas para
todos los delitos de fraude que lleven aparejados una
tomadura de pelo a los contribuyentes españoles, es decir,
que le cueste dinero a un Sistema Sanitario que pagamos
entre todos y que ahora vamos a tener que pagar más a la
hora de que nos dispensen las medicinas.
¿Y estamos de acuerdo con rascarnos algo el bolsillo para
hacer sostenible el Sistema? Por supuesto que sí, siempre
que lo que se ahorre en suspiros no se vaya en lágrimas y
quienes no tienen derecho a nuestra Seguridad Social sigan
aprovechándose de ella, por más que existan quienes gimen
sobre los inmigrantes irregulares y sus derechos, derechos
que empiezan por el derecho a ser repatriados de inmediato a
sus países, de forma gratuita y con una ayuda para el viaje.
Empecemos por ahí y no por los abuelos.
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