Estamos a muy pocas horas de que se cierre el plazo para
hacer frente a las deudas por impago a jugadores. También
para conocer el desenlace del futuro de la A.D. Ceuta.
Los aficionados ya se han pronunciado. Han puesto nombre y
apellidos al respaldo, su identidad, su compromiso, su
sentimiento. La Ciudad Autónoma no se ha pronunciado tras la
presentación de más de 5.000 firmas de apoyo. De momento, el
silencio es su respuesta que es tanto como una
interpretación de indiferencia que no se corresponde con la
actitud que hay en otra ciudad de idénticas características:
Melilla. Allí no hay tantas facturas sin pagar ni
aparecieron en los cajones impagos con la profusión que
aquí. A nivel económico, se han hecho mejor las cosas y allí
dicen que actuaron con inteligencia.
Con el equipo de fútbol de Segunda B, nada que ver con el
caso de Ceuta. Al Melilla se le concede una subvención de
1.600.000 euros, mientras aquí se deja en la octava parte de
esa cantidad, para el caso de que quiera competir (lo de
competir es un decir, más bien, habría que señalar,
“arrastrarse”). Una forma irrisoria de falta al respeto a
quienes se desviven en gestiones y trabajo por el primer
equipo de la Ciudad.
No es de recibo los cambios de conducta con tanta facilidad.
Y máxime cuando leemos, en un caso que debería ser el
paralelo a Ceuta, el espejo en el que mirarnos que el club
melillense envió a primera hora del martes una transferencia
de 208.000 euros al sindicato de futbolistas para abonar el
segundo plazo de la ficha de la plantilla. De este modo,
salva su primer “match-ball” para poder continuar en la
Segunda División B la próxima temporada, ya que también
deberá hacer frente a un aval de 200.000 euros a primeros
del próximo mes de julio y que concluye el dia 5 de julio.
La diferencia entre Melilla y Ceuta, para desgracia nuestra
es que allí sí hay un respaldo decidido, eficaz y claro con
la U.D. Melilla y aquí, a lo que parece no. A pesar de que
la AD Ceuta en los últimos 15 años a dado más a Ceuta que la
UD Melilla a Melilla ¿Cuantos play off de ascenso a
disputado la UD Melilla y cuantos la AD Ceuta? ¿Cuantas
veces se ha enfrendado al FC Barcelona el equipo melillense
y cuantas el equipo ceutí?
Las vicisitudes que han sido necesarias para desembocar en
esta caótica situación, vienen jalonadas por una serie de
incumplimientos políticos y un “pufo” económico en forma de
embargos de la Agencia Tributaria por la catastrófica
gestión de la directiva que presidió Felipe Escane con todas
las bendiciones políticas y económicas de Juan Vivas, y el
refuerzo del presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta,
Antonio García Gaona. Se ha pasado de un fervor y entrega
política al fútbol a un desinterés clamoroso, como si
pincharamos un globo y se desinflara, sin justificación
aparente posible.
No se entiende, a la luz de la inteligencia, un
comportamiento tan variable como éste. Se ha pasado del
fanatismo por el fútbol a la indiferencia, sin un paso
intermedio que conlleve cierta justificación. Una actitud en
el ámbito político, ya que se ha demostrado que hay 5.331
ciudadanos que han dicho que sí quieren fútbol profesional y
ver a su Ceuta en Segunda B, a quienes se les ignora, de
manera increíble y quienes bien merecen una respuesta del
Gobierno, atendiendo una demanda que no puede caer en saco
roto.
Si tantas veces no hemos comparado con Melilla, si nuestro
Gobierno local dice “ir de la mano” con la Ciudad hermana,
no se entiende, no puede entenderse que el único punto de
divergencia y de diferencia, sea precisamente el fútbol al
mismo nivel y en la misma categoría. Es evidente que la
política deportiva en una y otra ciudad son distintas al
igual que los comportamientos de los dirigentes y las
concepciones de lo que supone el fútbol a nivel profesional
y de carácter nacional. Por eso decimos que Melilla y Ceuta
son iguales en todo...menos en el fútbol de Segunda División
B. Una diferencia que ni se entiende ni se comprende. No
cabe encogerse de hombros, hacer oídos sordos o mirar para
otro lado. La indiferencia es una forma de cobardía e
indignidad.
Cuando aún resuenan en nuestro oídos los gritos de “¡España,
España, olé, olé, olé!” de los miles de aficionados ceutíes
que exteriorizan un sentimiento, no cabe otra que no
abstraerse de ese otro sentimiento local: el de la A.D.
Ceuta.
Si el fútbol mueve pasiones, el sentimiento, la pasión y el
corazón de la A.D. Ceuta está grabado en más de un ceutí. Y
esto ni se puede ni se debe olvidar, al margen de la
política y de los políticos.
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