El fiscal de carrera Antonio Román Capeli (Granada, 1972)
dejará su puesto en Ceuta y pasará a ser a partir del 18 de
julio próximo uno de los 65 fiscales de la Fiscalía
Provincial de Málaga. Concretamente se hará cargo de las
cuestiones relativas al desempeño del Ministerio Fiscal al
frente del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número
5 de Málaga. Sus compañeros le tributaron el pasado día 21
un homenaje al que también asistieron magistrados, los otros
seis fiscales que trabajan en Ceuta -incluido el fiscal jefe
José Luis Puerta-, así como secretarios judiciales,
funcionarios de la administración de Justicia
-fundamentalmente el Juzgado de lo Penal número 2- y
especialmente de la Fiscalía. Su puesto será ocupado por
Leopoldo Sánchez, de Jerez, que ha ocupado hasta ahora su
primer destino en Bilbao. Su padre es un jurista reputado,
con amplia trayectoria reconocida en Ceuta. Antonio Román
estudió Derecho en Granada, su ciudad natal, entre 1990 y
1995. Después compaginó oposiciones y trabajo hasta que
aprobó las oposiciones. “Tuve la oportunidad de ver la
realidad del mundo judicial”, afirma. No en vano, su esposa,
Eva Palomo, le precedió en un año en la carrera fiscal.
Actualmente son padres de una hija de once meses y están a
la espera de tener otro hijo. El hecho de poder estar juntos
-ella trabaja en Granada- es lo que ha motivado que Antonio
Román haya optado por una plaza en Málaga, donde estará más
cerca de su familia. Se trata de compaginar la carrera
profesional con la vida familiar, aún más cuando se espera
la llegada de un nuevo vástago.
Desde su punto de vista “el mejor destino de la carrera
fiscal es claramente Ceuta”. Y da razones, como buen fiscal:
por un lado y en primer lugar, la buena organización y
trabajo de los fiscales en Ceuta, “gracias en total parte al
fiscal jefe”, explica. En segundo lugar, y desde la
perspectiva personal, la propia ciudad de Ceuta: “para los
que venimos aquí sin conocerla, es bastante agradable la
forma de vida. Es una ciudad costera, con una temperatura
media muy buena, con buen ambiente, con una excelente
gastronomía”. En tercer lugar, “el sueldo”, afirma sin
ambages. En efecto, la cuestión pecuniaria en Ceuta es mucho
más relevante que en la península. Cuando aprobó en la
Escuela Judicial de Madrid, Antonio Román tuvo la
oportunidad de elegir entre hacerse juez o fiscal. Optó por
lo último, en gran medida porque gracias a la experiencia
que conocía a través de su esposa, se contagió del
“dinamismo de la figura del fiscal”. Reconoce no obstante
que la responsabilidad del Ministerio Fiscal es “algo menor”
que la de un juez o magistrado. “Es un trabajo algo más
cómodo, pero siempre hay la oportunidad de acceder a la
carrera judicial”.
Su preparador ya le había advertido, aunque lo sabía, que
los fiscales sí pueden pasar a ser magistrados, una opción
que siempre tendrá por delante. No ocurre así al contrario:
los jueces nunca pueden pasar a ser fiscales.
El día 4 de junio de 2008 fue una jornada muy importante en
su carrera profesional ya que aprobó en la Escuela Judicial
de Madrid. Tras un periodo de prácticas tuteladas en
Granada, desde febrero hasta junio de 2009, Antonio Román
elige destino, el día 16 de junio: Ceuta.
Le importa que se sepa que todos los fiscales, los siete,
que están trabajando en Ceuta -la mayoría mujeres- son de
carrera. El primer destino en Ceuta es lo más normal entre
los fiscales que recalan en la ciudad.
“La Fiscalía de Ceuta es única, es como un modelo de
Fiscalía”, señala orgulloso. Desde su perspectiva, el
trabajo del Ministerio Fiscal está “muy bien organizado”,
señala sin paliativos. La ‘culpa’ la tiene José Luis Puerta,
fiscal jefe desde hace 19 años. “Lo tiene todo muy bien
organizado”. Son, como se ha indicado anteriormente, siete
fiscales. De ellos, seis están adscritos a los juzgados
mixtos -realizan funciones civiles y penales
indistintamente-, mientras que el propio fiscal jefe tiene
bajo su responsabilidad, igualmente, la Fiscalía de Menores.
Nada más y nada menos.
“Cada uno de los fiscales hacemos las tareas propias dentro
de los juzgados de nuestra competencia, además de causas
penales, diligencias... etcétera. En realidad, el trabajo
está muy racionalizado y cada uno se ocupa de lo suyo”,
indica.
Antonio Román subraya que en el trabajo diario se ha logrado
“un equilibrio muy razonado” entre los servicios penales y
los que también se prestan en la Sección VI de la Audiencia
Provincial de Cádiz en Ceuta. Así fue constatado desde la
Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que
hace aproximadamente un año y medio constató el excelente
trabajo de equipo que se está realizando. De hecho, se
felicitó a los fiscales de Ceuta por su funcionamiento y
organización.
No todo el monte es orégano: “faltan medios materiales,
fundamentalmente”, explica Antonio Román. Por poner un
ejemplo, y no es que él lo sacara a colación, la Fiscalía
está a la espera de que se sustituya una fotocopiadora que
se ha estropeado. Trajeron un escáner, que en realidad no
hace las funciones que requieren los fiscales. Cada fiscal
sólo tiene un funcionario a su cargo, para ayudarle en la
tramitación de sus casos. La crisis económica,
paradójicamente, ha supuesto un mayor volumen de trabajo
para los fiscales. Muchas personas se tiran al monte: tratan
de ganar dinero fácil exponiéndose a ser detenidos pasando
droga a la península y ello repercute en la tarea diaria del
Ministerio Fiscal. El volumen de trabajo ha aumentado
notablemente desde 2009. En aquella época, y tomando por
ejemplo como referencia la Fiscalía de Algeciras, el volumen
de trabajo de los fiscales de Campo de Gibraltar era mayor
que el de Ceuta. Ahora no. Se ha producido un aumento
considerable.
“En realidad, nuestro trabajo es muy sencillo”, explica con
humildad. Se hacen cuadrantes semanales y a ellos se aplican
los fiscales. Saben de qué han de ocuparse cada día y en las
jornadas en las que no hay juicios se dedican a “sacar en
papel las causas”, explica gráficamente Antonio Román. Desde
su punto de vista existe poco retraso en la labor de la
Fiscalía, porque normalmente conocen las causas con bastante
antelación. Se coordinan bien, según explica el fiscal. En
cuanto al resto de sus compañeros, afirma que la Fiscalía de
Ceuta es “como una gran familia. Son todos maravillosos”,
explica. Se deshace en elogios y es patente que echará de
menos a sus colegas cuando marcha a Málaga.
“Yo creo que es el único sitio de España en el que si pides
un favor, salen por lo menos cinco personas ofreciéndose a
hacerlo. En otros lugares nadie lo hace. Y esto está
provocado de alguna forma por el fiscal jefe”, asegura.
Se actúa “con criterios de justicia, racionales. No existe
un reparto de tareas gravoso para ninguno de los fiscales y
esto hace que ninguno esté disconforme”.
Echará de menos a Ceuta. El pasado día 21, se le ofreció una
cena de despedida en ‘El Cielo’. Allí le entregaron una
placa de recuerdo en la que reza “al fiscal Antonio Román
Capeli, por su trabajo tardío pero constante en la Fiscalía
de Ceuta”, indicaron con cierta sorna no exenta de cariño
sus compañeros. También le regalaron un cuadro que colgará
en su despacho personal en casa “para acordarme siempre de
este sitio de destino. Yo creo que nunca estaré mejor que
aquí”. También le obsequiaron con un reloj Jaguar y un
llavero que muestra el ceitil.
Ahora, a Málaga. “Es una Fiscalía superespecializada. Tiene
diferencia con Ceuta. Allí hay 65 fiscales, con un gran
volumen de trabajo”. Desde el punto de vista profesional,
afirma que es un paso muy importante en su carrera, aunque
lo que más valora es la cercanía a su familia. Ahora podrá
compaginar su vida profesional con la cercanía a su esposa y
sus hijos.
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