El ácido úrico o hiperuricemia empeora mucho nuestra calidad
de vida y es por eso que cada vez hay más personas que optan
por los remedios naturales.
El ácido úrico es un compuesto químico producto final del
metabolismo de las purinas y los ácidos nucleicos. Circula
por la sangre, en parte de forma libre y en parte combinado
con las proteínas del plasma. Se elimina a través de la
filtración del riñón a razón de unos 700 mg. diarios que
pueden variar considerablemente dependiendo de la dieta.
Algunos metabolismos poco eficientes incrementan la
formación de este ácido úrico, aumentando por consiguiente
su concentración en sangre, con el peligro de que se
precipiten hacia los tejidos en forma de cristales de urato,
lo que sucede cuando rebasa su límite. Esta situación recibe
el nombre de Hiperuricemia.
Se producen entonces diversas manifestaciones patológicas
como la gota articular aguda, la calculosis renal, la
artritis y el reumatismo. Estadísticamente la gota la
sufren, en un 95% de los casos, varones de entre 30 y 50
años de edad, mientras que la artritis y las poliartritis
son más comunes entre las mujeres. El síndrome del ácido
úrico es un síndrome tóxico gravísimo que si no se corrige
puede llevar a la muerte.
Hábitos contra el ácido úrico o hiperuricemia
Las causas del ácido úrico o hiperuricemiase encuentran, en
gran parte, en el estilo de vida (comer y beber en exceso) y
una inclinación hacia el sedentarismo.
El objetivo del tratamiento natural es ayudar al riñón en su
función excretora y reorganizar la dieta alimenticia del
individuo enfermo. Se debe además evitar el estreñimiento.
Lo ideal sería empezar con un ayuno o semi-ayuno de 1 semana
a base de agua o zumos de frutas diluidos en agua (manzana,
limón, naranja, zanahoria) Mucha atención en la
entrada/salida del ayuno, que deberá ser paulatino. Se
continuará con una dieta cruda, sin grasas de 15 días,
tengan en cuenta que se trata de disolver los cristales de
ácido que se depositan, y eso lleva un tiempo.
Finalmente, conviene aprender del aviso que nos ha dado el
cuerpo y cambiar los hábitos que nos llevaron a esa
situación, adquiriendo una alimentación vegetariana, rica en
verduras, legumbres, frutas, algas, cereales integrales y
algo de pescado no graso (una o dos veces por semana),
intentando reducir al máximo la carne, las grasas, el
alcohol y el tabaco.
Atención, aunque en la mayoría de los casos la soja es
excelente, para el ácido úrico no lo es, no abusar de los
productos derivados de la soja (leche, tofu, etc.)
Las estrellas de nuestra alimentación deben ser los puerros,
cocidos y crudos, el zumo de naranja, limón, zanahoria, la
manzana y, como siempre en problemas circulatorios, el
maravilloso ajo.
Tratamientos tradicionales
• Para los dolores articulares causados por la gota (exceso
de acumulación de ácido úrico en el cuerpo) nada mejor que
utilizar al geranio. Las hojas de esta planta tienen una
gran cualidad para hacer que las zonas afectadas por el
ácido úrico no duelan tanto. Simplemente machaca las hojas
en un mortero hasta que queden hechas una pasta. Luego
colócalas en las articulaciones doloridas, cubre con un
papel plástico tipo film y, posteriormente, con una venda,
para que la preparación quede bien rodeada y tenga mayor
incidencia en la parte dolorida. Duerme de esta manera,
retirándolo al día siguiente.
• Una de las maneras más habituales de combatir el exceso de
ácido úrico es consumir agua de manzanas. Esta fruta es
buenísima para este fin. Sólo tendrás que hervir tres
manzanas troceadas en un litro y medio de agua, durante
media hora. Algo así como preparar una compota. Luego la
bebes, previo filtrado, a lo largo de todo el día.
• También el zumo de limón suele ser muy bueno para eliminar
el exceso de ácido úrico. Lo ideal es hacer una especie de
“cura del limón”, en donde exprimirás cada mañana el zumo de
una unidad y te lo beberás durante tres semanas y en ayunas.
Se recomienda beber los sorbos lentamente y envolviéndolos
en saliva para que pueda ser asimilado más fácilmente.
Fitoterapia
En la fitoterapia hay una serie de plantas medicinales que
podemos usar en caso de ácido úrico o hiperuricemia.
• Para la función renal: Cola de caballo, Ortiga verde,
rabos de Cereza, Brezo, Gayuba, Reina de los prados y
Ulmaria.
• Para el estreñimiento: semillas de lino, Agar-agar, Sen,
Frángula, Cáscara sagrada, etc.
Oligoterapia para el ácido úrico o hiperuricemia
Manganeso-Cobalto (solo funciona en las primeras fases de la
enfermedad) Una dosis 2 - 3 veces a la semana, asociando el
tratamiento con una alimentación adecuada.
Hidroterapia para el ácido úrico o hiperuricemia
• Baños: de vapor, sauna. Alternar frío/calor.
• Frotaciones matinales: con agua fría por todo el cuerpo.
• Andar descalzo: sobre la hierba.
• Tomar el sol: una medicina casi olvidada.
• Cataplasma sobre los riñones: de arcilla templada.
• Aplicación sobre riñones: 4 ó 5 hojas de col
(preferentemente roja) hervidas durante 5 minutos.
• Baños locales: un puñado grande de Tomillo hervido durante
1 minuto en un litro de agua. La duración del baño será de
15 minutos, más o menos.
• Emplastos de arcilla fría: aplicados sobre las zonas del
dolor. Dejarlos al menos 2 ó 3 horas. Si es necesario
repetir la aplicación.
Interpretación emocional del ácido úrico o hiperuricemia
Si repasamos con atención los compuestos químicos que al
unirse producen ácido úrico, vemos que se trata de dos
elementos claves en la construcción corporal, los ácidos
nucleicos, “chicos con carácter”, y las proteínas, “tipos
duros”. ¡Uno pone las ideas y el otro pone los ladrillos!
Visto lo visto es indudable que estamos hablando de los
jefes, y ya se sabe lo que pasa con ellos, suelen ser
impacientes, intransigentes e inflexibles. Así que, cuando
el trabajo se acumula (ácido úrico) y la plantilla es
insuficiente (riñón), el atasco está servido.
Es entonces cuando el sistema exclama ¡Sálvese quien pueda!,
mientras se deshace corriendo de lo sobrante y lo esconde,
como quien dice, bajo la alfombra, que no es más que el
órgano o espacio de sombra más resonante del enfermo en
cuestión.
Así que, para empezar, nos encontramos ante alguien que
tiene que pararse. Su movilidad se reduce siguiendo los
dictados de su dolor. Quizás la gota le retenga largo tiempo
sentado, o la artritis le agarrote el dedo que tan bien
usaba para apuntar desafiante a otro, o quizá el reumatismo
le obligue a inclinarse ante los demás como nunca hizo.
Sea lo que sea, es evidente que su “postura” ha cambiado.
Cuando hablamos de la postura de una postura, no queda claro
si nos referimos a lo corporal o a lo moral. De todas
formas, esa ambivalencia semántica no da lugar a confusión,
puesto que la postura exterior es reflejo de la interior, y
afecta a las dos por igual, el hecho es que ese daño
corporal, tiene un largo recorrido en nuestra moral, he aquí
la clave de la cuestión.
La lección que nos aporta la Hiperuricemia (ácido úrico) la
extraemos del hecho de que es una consecuencia de nuestros
excesos, y que no es difícil de tratar, pero, a la larga,
nos puede destrozar nuestra calidad de vida, ya que su
manifestación es paulatina, y a veces, cuando nos duelen las
articulaciones, no es consecuencia de los años, sino del
montón de “residuos” acumulados en nuestras articulaciones.
Mi consejo es evitar verse obligado a adquirir hábitos
sedentarios como consecuencia de la acumulación de ácido
úrico, parece poco inteligente. Saludos y hasta la semana
que viene.
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