Notable buena fe en la medida de
aumentar el número de policías en el centro de Ceuta para
tratar de “controlar” a quienes hacen del robo una forma de
vida o una ocupación habitual, amparados en unas leyes de
mierda que aún no han sido capaces de borrar del
ordenamiento la “falta” de hurto, lo que es un chollo para
los delincuentes que pueden robar impunemente y sin ir a la
cárcel.
Desde este periódico y antes de las elecciones, elaboré un
análisis sobre la punición de los hurtos y la reincidencia,
bien motivado, lo suficiente cómo para que un mes más tarde
saliera Convergencia i Unió proponiendo exactamente lo mismo
y clamando por lo sangrante que resulta el que hayan llegado
a España auténticas mafias de ladrones que roban, entran,
salen y pasan el centenar de antecedentes, encantados de
haberse conocido y de “operar” en España. Lógico que los
poderosos a quien es harto improbable que le roben la
cartera en el metro y que no suelen tener comercios donde
entren los maleantes a hacer una sangría, consideren algo
insignificante y que no merece castigo el que a un parado le
birlen los 50 últimos eurillos que le quedan para comer a
fin de mes, ni consideren relevante la desesperación de los
comerciantes que llegan a arruinarse ante la proliferación
de robos de mercancías.
No es justo que se lleve a la ciudadanía a la desesperación
al tener conciencia que robar en España “sale gratis” y que
esto es “el coño la Bernarda”. Y pueden patrullar cien
policías e ir identificando a quienes ellos “saben” que son
sospechosos. De hecho puestos 50 individuos en una sala es
muy probable que con tan sólo barajar perfiles tanto
policías, cómo guardias civiles, criminólogos, funcionarios
de prisiones y abogados penalistas sean más que capaces de
señalar sin errar a quienes son delincuentes. Se nota, se
palpa, se huele, es un latido o es una sensación, pero
existe. De hecho la única medida disuasoria es, como en el
resto de los países europeos, elevar las penas por hurto,
con independencia de la cuantía de lo robado y también
aumentar las penas por robo con expulsión automática caso de
ser el ladrón extranjero.
¿Y les parece políticamente incorrecto que los Gobiernos
legislen para proteger y amparar a sus ciudadanos? Más bien
no, más bien lo que resulta una sinvergonzonería es que
desamparen a sus nacionales para hacerle zalemas a los
delincuentes extranjeros y presumir de “garantistas”.
En efecto, muchas garantías con los ladrones y muy pocas con
los hombres que son falsamente denunciados por violencia
doméstica y que van directamente a unos calabozos que los
malhechores no llegann a pisar. ¡Y no digamos si son
“menores”! Me refiero a zangalotones ya con barba y con los
huevos negros, más peligrosos que mandados a hacer de
encargo que se crecen ante la presencia policial chillando
¡Soy menor!. Maldita sea la Ley del Menor y el imbécil que
la parió. Nada que no tenga solución volviendo a rebajar la
edad penal a 16 años y que entren al Módulo de Menores pero
en las cárceles y que los antecedentes de los criminales de
menos de 18 años no desaparezcan.
Un ejemplo, miren a una generación completa de jóvenes, de
ahí saldrán para el día de mañana los farmacéuticos, los
empleados, los abogados, los ingenieros, los obreros y
también los criminales, porque no existen generaciones donde
“todos” sean espíritus puros sino que existen en el ser
humano patologías y características que se dan
afortunadamente en porcentajes bajos pero que les hacen
peligrosos.
Todos los delincuentes, criminales, dictadores y psicópatas
de la Historia han sido alguna vez en su vida tiernos
bebitos. Y lo mismo que existen diabéticos, alérgicos,
minusválidos o aquejados por síndromes, existen los
psicópatas, los bipolares y los perversos. Y la sociedad
tiene que protegerse de ellos ¿Con un policía en cada
esquina? No, mejor con leyes realistas que respondan a
necesidades urgentes y reales, a necesidades graves.
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