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OPINIÓN - DOMINGO, 24 DE JUNIO DE 2012

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

Nuestros alumnos más “gorditos”
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

En su momento, el Ministerio de Sanidad y Consumo –creo que sigue llamándose todavía así- bajo el lema “Prevenir la obesidad infantil es un hábito muy sano”, desarrolló una campaña informativa para fomentar entre niños y adolescentes pautas de alimentación adecuadas, y la práctica del ejercicio físico.

Nuestro país es un buen ejemplo de esa situación: aunque algo se ha mejorado, uno de cada dos adultos tiene exceso de peso y en las dos últimas décadas se ha pasado del 5% de niños obesos a un 16`1%, lo que hace de nuestro país uno de los que presenta cotas más altas de obesidad de toda la Unión Europea, según fuentes de buena información (datos ministeriales).

Para la Administración Sanitaria éste es uno de los problemas de salud pública más preocupantes en la actualidad, debido a su alta prevalencia y a su evolución ascendente. Según la titular del Ministerio la “alta tasa de obesidad infantil tiene una enorme importancia puesto que predice, en parte, la obesidad que nos espera en los próximos años, con las repercusiones negativas de toda índole, que ello probablemente va a traer sobre las cifras de enfermedades asociadas y de mortalidad”. Y la “epidemia” comienza a alcanzar dimensiones globales como advertía la OMS en reciente informe, la obesidad está ligada al 60% de las defunciones debidas a enfermedades no contagiosas (cardiovasculares, cáncer o diabetes) un porcentaje que aumentará hasta el 70% en 2020. Y añadir, que los costes directos asociados a la obesidad suponen un 7% del gasto sanitario total de nuestro país, lo que representa algo más de 2500 millones de euros anuales.

“Detrás de previsiones tan alarmantes se encuentra la evolución de los estilos de vida, cada vez menos saludables en la alimentación y la falta de actividad física” ha señalado la señora Ministra; y un ejemplo es el de los niños españoles, cuya alimentación se ha ido alejando paulatinamente de las llamadas dietas mediterráneas y atlánticas, para pasar a un consumo excesivo de carnes grasas, lácteos, productos de bollería y bebidas carbonatadas, mientras cada vez se toma menos pescados, frutas, verduras o cereales. A esta circunstancia se une el hecho generalizado de que muchos niños y adolescentes se saltan el desayuno, una de las comidas más importantes del día, directamente implicada en la regulación del peso.

Otro factor que contribuye a la creciente obesidad infantil es que las actividades lúdicas y de ocio son mucho más sedentarias. Los chicos parecen cada vez menos interesados en cualquier tipo de deporte, ya que algunos sólo lo practican en la “Play-Station”. También se ha perdido algo muy común hace unos años: el jugar en la calle. Así la mayoría de los niños consumen más calorías de las necesarias y no realizan la actividad física suficiente para quemar el exceso. Uno de los aspectos en los que debería hacer hincapié la futura reforma educativa es el fomento de la Educación Física y la dedicación de más recursos, profesores y horarios al deporte escolar. (Una línea que en sentido contrario a los recortes que se quieren aplicar).

Respecto al deporte escolar, el entrenamiento de los pequeños ha cambiado sustancialmente en muy pocos años: mientras que antes eran frecuentes los deportes de equipos y las excursiones como forma de ocio, ahora casi todo se concentra frente al televisor, la pantalla del ordenador –unida a la eclosión de Internet- y los videojuegos, actividades que habitualmente se realizan consumiendo alimentos calóricos. Pero, poco pueden hacer los niños si no cuentan con el ejemplo de los adultos y la mayor parte de éstos han visto cambiar su papel alimenticio. Las características de la jornada laboral obligan en muchos casos a que se dedique menos tiempo a la compra de alimentos y a la elaboración de comidas. Y la alternativa es clara: más fáciles de preparar y rápidos de consumir, con el lógico desequilibrio nutricional.

La Asamblea Mundial de la OMS, en su momento, acordó que España desarrolle la denominada estrategia NAOS (Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad), que pretende servir de modelo a otros países de nuestro entorno. Elaborada, por el Ministerio de Sanidad y Consumo y amplio panel de expertos, NAOS realiza multitud de factores y sectores que influyen en la obesidad. La iniciativa, que ha sido presentada recientemente, contempla acciones que llevarán a cabo en la familia, la empresa, el sector sanitario y especialmente, en el educativo. Por ejemplo, se ha acordado que las máquinas expendedoras de comidas y bebidas no pueden instalarse en lugares de fácil acceso para los alumnos de Infantil y Primaria, que no lleven publicidad y que incluyan productos que favorezcan una dieta desequilibrada.

En la industria se aplicará un código de autorregulación para la publicidad de alimentos y bebidas destinadas a menores de 12 años, con la franja horaria de emisión y el modo de presentación de los productos, se reducirá el porcentaje de sal en la elaboración del pan, se verá reducido el contenido de sodio y grasas de los alimentos y habrá información nutricional en las etiquetas de los productos y en los menús de los restaurantes. NAOS también prevé la puesta en marcha de un Observatorio de la Obesidad, en el que colaboren CCAA, Ayuntamientos, Sociedades Científicas, Asociaciones y Fundaciones. El notable crecimiento de la obesidad entre la población infantil, llega a los extremos de ser considerada como “epidemias de nuestro tiempo”. Y es que la obesidad se ha convertido en un importante problema de salud pública en el mundo desarrollado, debido fundamentalmente al cambio de conductas alimentarias y al abandono del deporte. El Ministerio de Sanidad y Consumo está llevando a cabo, en los últimos meses, diversas iniciativas que tienen como objetivo precisamente luchar contra el exceso de peso de adultos y niños que ya es visto en los países ricos como epidemia del siglo XXI.

Y, por supuesto, los riesgos a largo plazo. Un niño se considera que es obeso cuando supera el 20% de su peso ideal. Los niños que comienzan a tener sobrepeso entre los 6 meses y 7 años de vida, tienen un 40% de probabilidades de seguir siendo obesos en la edad adulta, mientras que los que comenzaron a engordar entre los 10 y los 13 años la probabilidad son del 70%. La obesidad a estas edades presentan sobre todo el riesgo de desarrollar a edad adulta problemas cardiacos y respiratorios, hipertensión, hipercolectorelemia o problemas ortopédicos….
 

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