El fenómeno de los partos de mujeres extranjeras en el
Hospital de Ceuta va mucho más allá de una situación
coyuntural o, simplemente, de atención sanitaria de carácter
humanitario. Las cifras, los frios guarismos, parecen decir
otra cosa: un supuesto fraude a la Seguridad Social española
y, por ende, un escándalo de amplísimas dimensiones.
El aumento creciente de los porcentajes de asistencia
facilitados de manera oficial por el Hospital Universitario
de Ceuta no dejan lugar a la duda: debe existir una trama
organizada para que la evolución de nacimientos que se dan
en mujeres extranjeras alcance las cotas espectaculares que
las estadísticas a las que ha tenido acceso EL PUEBLO DE
CEUTA demuestran.
El “agüjero negro” que esta situación provoca en la economía
de la Seguridad Social española es notable y, bien hubiera
merecido que las autoridades del PSOE en la anterior etapa
política hubieran puesto freno y control a un desastre de
tal dimensión del que habrían de responder con muchísima más
responsabilidad de la que han demostrado.
Los datos demuestran que el Hospital de Ceuta ha sido una
especie de “campo sin vallar”, con profusión de atención a
embarazadas y parturientas al márgen de la Seguridad Social
española. Así se explica en el informe del Ministerio de
Sanidad de hace quince días con ocasión de la polémica
surgida al respecto: “En el caso de las marroquíes no
residentes en España, el procedimiento es similar al que se
sigue con ciudadanos europeos: nuestro país tiene un
convenio bilateral con Marruecos, por lo que la atención a
estas personas debe facturarse a la Seguridad Social
marroquí. Este procedimiento es el que vamos a mejorar con
la Reforma Sanitaria”.
Y no estaría de más que, paralelamente, se investigara
policialmente y a nivel interno, en el propio hospital cómo
se producen los ingresos y quién atiende a las mujeres
extranjeras, así como otras circunstancias que las propias
autoridades sanitarias pueden “depurar” para llegar al
orígen de tan fraudulenta práctica camuflada bajo el señuelo
de la asistencia hospitalaria de carácter humanitario.
Los datos demuestran que “alguien” ha podido encontrar en
estas prácticas una forma de negocio cuando comprobamos que
los 112 partos de extranjeras del año 2000 se convierten en
586 en 2011, pasando del 11,32% de porcentaje en relación al
total de alumbramientos anuales en el hospital al 35%. Un
asunto que no puede justificarse únicamente con carácter
demográfico sino más bien fraudulento. Las cifras en los que
va de año elevan el porcentaje de asistencia por este método
al 41%, un indicativo que demuestra que algo no funciona
bien.
Computar más de 4.000 nacimientos de bebés de madres
extranjeras en 11 años y medio, supone una cantidad bastante
seria como para determinar circunstancias, y otros detalles
que conlleven a descubrir a los autores de esta situación
que eleva los costes de la Sanidad pública ceutí a cotas que
no corresponden a su población española.
Téngase en cuenta que aludimos en este caso sólo y
exclusivamente a partos de extranjeras, sin contabilizar los
gastos de quienes llegan sin Seguridad Social para someterse
a prótesis y otro tipo de asistencia que, ha incluído, en
algunos casos, hasta evacuaciones y prolongadas estancias
hospitalaias con el tratamiento médico correspondiente.
El Ministerio de Sanidad hablaba, recientemente que “hasta
ahora, problemas burocráticos y legales han impedido que
facturemos correctamente la atención a extranjeros. Eso ha
provocado, de acuerdo con el Tribunal de Cuentas, que España
deje de ingresar casi 1.000 millones en un solo año”. Una
cantidad muy seria cuando se están sufriendo “recortes” de
todo tipo y la maltrecha economía española da lugar a
medidas de toda naturaleza. En definitiva, un despilfarro al
que hay que poner coto y un control exhaustivo.
De manera que, si han sido más de 5.000 las extranjeras que
han dado a luz, echen cuentas sobre el montante económico
para determinar la cuantía de ese servicio gratuito que
pagamos todos con nuestros impuestos.
En este “caso” lo verdaderamente curioso y extraño es que
las autoridades no hayan profundizado en las causas del
creciente aumento de unas cifras que, progresivamente
aumentan desde el año 2.000 como se refleja en el cuadro
adjunto, pasando de 112 partos de extranjeras (año 2000) a
232 (en 2003), a 411 (en 2006), a 503 (en 2009), a 552 (en
2010), a 586 (en 2011), sin contabilizar aún este año, si
bien comenzó con una tendencia “alcista” como si de la Bolsa
se tratara.
Estas cifras son la consecuencia directa de una supuesta
trama que ha encontrado en este “leit motiv” un motivo de
suculento beneficio, un verdader filón en el que pudieran
darse “conexiones” que resularían muy sorprendentes, más
allá de los denominados “pisos patera”. La posible trama
urdida debería ser descubierta por las connotaciones
fraudulentan que se les sospechan en toda su dimensión.
Recurriendo a los datos del Ministerio de Sanidad, de hace
quince días, se decía: “España facturó el año pasado por
esta atención 7 millones de euros”, se entiende que en todo
el territorio nacional. Y continuaba el informe en los
siguientes términos: “Es cierto que hemos detectado que hay
práticas fraudulentas, llevadas a cabo por mafias, como el
empadronamiento de hasta 15 mujeres en un domicilio”.
Una actividades que han de atajarse cuanto antes por la
“sangría económica” que está provocando en la sanidad
pública española
|