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OPINIÓN - SÁBADO, 23 DE JUNIO DE 2012

 
OPINIÓN /Salvemos a la A.D. Ceuta”

Con nombres y apellidos de ceutíes

Por El Pueblo


Ayer, los medios de comunicación calificaron como “la imágen del día” el momento físico de la entrega en Registro de la Ciudad Autónoma de Ceuta de las 5.331 firmas de apoyo a la A.D. Ceuta. Hoy cabe señalar que es el testimonio vivo, con nombres y apellidos, de un respaldo que ni puede ni debe caer en agua de borrajas.

Ni la crisis (que se aplica según y cómo), ni el intento de olvido, pueden ser los argumentos para poner una losa encima de la A.D. Ceuta y certificar su defunción. No se puede ni se debe ser tan simplista en los planteamientos ni tan frívolo. El querer hacer “borrón y cuenta nueva” no cabe cuando hay 5.331 apoyos, porque sería tanto como despreciar el voto en las urnas y la propia esencia de la democracia. En un político, en unos políticos, el desprecio a un colectivo perfectamente identificado, con nombres y apellidos, no puede ser el recurso cobarde a no afrontar una situación a la que se le ponen caras (a través de los DNI) y personalidad. La traducción electoral de esas 5.331 firmas y sus familiares, supondrían entre 4 y 5 escaños en unos comicios en los que el valor electoral queda fuera de toda duda y otorga mayorías, minorías partidos “bisagras” (como sería éste el caso) y, desde luego, pone y quita gobiernos.

Concurrir a un proceso electoral con 5.331 apoyos, ya lo quisieran para sí muchos partidos localistas. Por ello, no se puede despreciar a todas esas personas que han puesto su rúbrica y, sobre todo, su corazón, en pro de la A.D. Ceuta, sin importarles identificarse totalmente.

La campaña “Salvemos a la A.D. Ceuta” ha sido un completo éxito, guste o no guste a alguien o a algunos. No se olvide nunca que el pronunciamiento silencioso de tantísima gente tiene su “peso” electoral y, luego, no nos podemos sorprender de la denominada “mayoría silenciosa” o lo que se ha dado en llamar también “los indecisos”. Precisamente, los que no han sido indecisos para decir “aquí estamos, junto a la A.D. Ceuta”.

Movimientos de esta naturaleza se sabe cómo empiezan pero se desconoce cómo acaban. Ahí tienen a los indignados del 15-M, que parecían un grupo antisistema de fanáticos incapaces de promover nada y han provocado fuertes corrientes de opinión.

Aquí, en el caso que nos ocupa, no podemos olvidarnos en este discurrir de sinuosos comportamientos institucionales cuando se habla de conformar una estructura piramidal: un equipo en cada categoría y en la cúspide, la A.D. Ceuta.

Ahora, con el discurrir del tiempo -del poco tiempo y las fluctuaciones habidas-, del dicho al hecho ha mediado un buen trecho de promesas incimuplidas y, lo que iba a ser una estructura piramidal se ha quedado en la “piramide invertida”, estructura que en Periodismo se realiza para desarrollar la información con datos de mayor a menor importancia, tratando de mantener la atención del receptor de la información dosificando los puntos de interés. Ya nadie se acuerda de la piramide del fútbol ceutí. Parece una ensoñación. Como si hablaramos de un desvarío.

Ni es serio ni responsable ni sensato desdecirse a cada dos por tres, recurriendo a la crisis económica como “salvavidas”. Eso son excusas de mal pagador, pretextos inútiles cuando se ostentan cargos de responsabilidad y hay que afrontar con valentía las circunstancias, incluso en los casos que vienen mal dadas.

No se puede obviar los días de gloria que la A.D. Ceuta ha dado a esta ciudad y a estos políticos. Cuando se presume de ocupar un palco ante el F.C. Barcelona y se codea uno con Sandro Rosell, ahora no cabe sufrir una amnesia pasajera y ser tan insensible a un clamor que supone un fuerte sentimiento de apoyo, traducido en firmas de apoyo. Cuando uno se hace la foto en los momentos de gloria, no puede intentar desaparecer culpando a la crisis económica de un cambio de criterio que no se sostiene intentando hacer “mutis por el foro” y, luego, con dinero público, potenciando la Federación de Fútbol de Ceuta, con dinero que tradicionalmente había estado destinado a la A.D. Ceuta.

El interés general al que tanto se invoca, también lo sustentan esas 5.331 firmas de las que no se pueden reir o despreciar los dirigentes políticos de este pueblo. Al igual que una manifestación supone cuestionar y contestar actitudes, decisiones y políticas, las recogidas de firmas son otra forma de protesta contra actitudes, comportamientos y cambios de criterio. Y, en este caso, estamos hablando de una cantidad que no es astronómica para evitar este desastre: 300.000 euros que fueron prometidos en su día. El tiempo se acaba y corre en contra de los intereses deportivos de la A.D. Ceuta. En apenas una semana, si no se reacciona, si continúa el inmovilismo institucional, el futuro del primer equipo profesional estará sentenciado.

“Salvemos a la A.D. Ceuta” es el grito desesperado de tantísima gente que quiere ser oída, de ceutíes que pagan sus impuestos y que sí quieren que haya fútbol profesional. Evitemos que, a nivel nacional, la propaganda negativa sea motivo de referencia periodística para dar una imágen de desunión, precariedad y, desde luego, muy pueblerina, nada acorde con el carácter de Ciudad Autónoma. Acabaríamos en el pozo del olvido y con la sensación de que, sí queremos asemejarnos en un plano de igualdad a la Ciudad Autónoma de Melilla, excepto en el fútbol. Una sensación extraña y un contrasentido con lo que se pregona políticamente hablando. Un ejemplo más, de las contradicciones que han venido jalonando los comportamientos con la A.D. Ceuta.

Debe ser difícil para algunos como dice el refrán “predicar y dar trigo”. Y así nos va...En este caso, no parece que nos interese mucho parecernos a la ciudad hermana de Melilla. Los argumentos se manipulan según y cómo interesan.

En definitiva, palabras vacías. ¿Se dan cuenta porqué los políticos tienen tan nula credibilidad? Poque dicen una cosa y hacen la contraria.
 

 

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