A partir de mañana Ceuta estará menos comunicada. Eso es
algo que hoy se repetirá hasta la saciedad y con tono
catastrofista y me uno al comentario general porque, en plan
sentimental, viajé ayer a Algeciras (7 minutos/60 euros,
buen negocio) en el traqueteante helicóptero que a la una de
la tarde iba lleno. Un importante servicio a nivel viajes de
negocios, turismo y desplazamientos en general en tiempo
record y en un medio de transporte cómodo, moderno y seguro,
que hace de esta linea algo indispensable para Ceuta.
Echamano, bueno para una prisa, justificación de la
construcción de ese helipuerto que, puestos a rescatar
terreno a los mares, ya podría haber adquirido las
dimensiones del minúsculo aeropuerto de Melilla que, aunque
en plan “Aterriza cómo puedas” hace el avío.
Pero a partir de mañana nos amputarán las alas y para
desplazarse no habrá más huevos que fiarse de los vientos
del Estrecho, embarcar entre paquetes, maletas y griterío,
arrastrar los bultos pasillos a través porque me da que las
cintas transportadoras están mayormente de adorno y esperar
a que las buenas artes del Delegado de Gobierno, quien está
especialmente preocupado por la situación, traiga la nueva
compañía, antes de septiembre, please y si es posible con
precios menos prohibitivos para que puedan acceder más
apresurados.
También es una cuestión de imagen, la retirada de INAER da
mala imagen, para que nos vamos a engañar y hablo a nivel
nacional. ¿Pensarán que somos unos cutrecillos que no
podemos mantener una línea de helicópteros? ¿No
reflexionarán algunos en que mejor haría la Ciudad
invirtiendo esos 120.000 euros otorgados a UCIDCE a mantener
la linea aérea?
Ayer penúltimo día de INAER, el helicóptero de la 13 horas
lleno y en plan coctelera pegando botes sobre los vientos y
el pasaje miajita descompuesto, unos rápidos 7 minutos. Pero
nada que ver con el barco cuando pilla la levantera y en una
hora agónica que se hace interminable.
Dependemos y mucho de las negociaciones de Paco Antonio y de
sus habilidades de encantador de serpientes, imbatible en
las distancias cortas, para volver a surcar los cielos a
bordo de un pájaro aspado y que sea cuanto antes porque
aunque nuestro cordón umbilical con Europa es un cable de
acero y de sentimientos sobre los mares, es muy triste que
Melilla tenga plaza de toros y nosotros no, que tenga un
toro de Osborne llamado Gurugú y nosotros cómo mucho a los
gatos de la Protectora y que ellos con su aeropuerto mínimo
sigan volando y nosotros con nuestro repulido helipuerto nos
quedemos en tierra.
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