Marina T.T. se negó ayer a declarar contra su ex pareja en
la vista oral que se siguió en el Juzgado de lo Penal número
1 de Ceuta por quebrantamiento continuado de una orden de
alejamiento sobre ella. Dijo que después de cinco años y
medio de formular la denuncia, ya no le servía “de nada” que
se pronunciara la justicia.
El juicio por quebrantamiento de condena de una orden de
alejamiento que se celebró ayer en el Juzgado de lo Penal
número 1 de Ceuta evidenció ayer la falta de medios de los
juzgados, en general, y que se traduce en dilaciones
indebidas que, si bien se consideran atenuantes, lo cierto
es que desesperan a aquellos que buscan justicia.
Fue el caso que puso de relieve ayer Marina T.T., quien
había denunciado a su ex pareja José Lorenzo M.P., por
quebrantamiento continuado de una orden de alejamiento, que
denunció en 2007. La orden provenía de una sentencia en
firme dictada el 26 de diciembre de 2006, por la que se
consideraba a José Lorenzo como autor de un delito de malos
tratos en el ámbito familiar, por el que fue condenado a
cuatro meses de prisión y a una orden de alejamiento de 500
metros de la víctima durante 16 meses.
El acusado, que se declaró inocente, se acogió a su derecho
a no declarar al principio de la vista oral. Seguidamente
fue el turno de Marina, quien fue advertida por la juez de
que en base a que había mantenido una relación podía
acogerse a su derecho a no declarar, aunque le comunicó que
si decidía hacerlo, no podía mentir. Marina se negó a
declarar, aunque sí dijo que después de cinco años y medio
de la denuncia por quebrantamiento, no le servía “de nada
celebrar un juicio hoy por hoy”.
Dadas las circunstancias, la acusación particular, que la
representaba, se apartaba del asunto, teniendo en cuenta,
como advirtió la juez, que estaba ejerciendo un derecho
renunciable. Al final, se apreció que al no declarar ninguna
de las partes, no existían pruebas de que se hubiera
producido un quebrantamiento de las partes. Como explicó la
juez, existía un vacío probatorio por lo que se imponía una
sentencia absolutoria, declarándose las costas de oficio.
En el último turno de palabra que se le ofreció a la
supuesta víctima, Marina dijo que había estado denunciando,
cada dos años y que los procedimientos no habían ido bien.
“No me sirve de nada que haya justicia al cabo de cinco
años. Estoy absolutamente de acuerdo”, dijo en torno a la
sentencia absolutoria. Tras firmar el acuerdo, abandonó la
sala con los ojos anegados en lágrimas.
Por otra parte, la titular del Juzgado de lo Penal número 1
de Ceuta decidió ayer suspender un juicio por malos tratos y
amenazas contra Antonio Jesús M.H. debido a la
incomparecencia de uno de los testigos, un guardia de
seguridad. La denuncia había sido interpuesta por su esposa,
Violeta C.G., aunque ambos, paralelamente, se hayan incursos
en un procedimiento de divorcio. El testigo fue multado por
la jueza, al no comparecer. En este sentido, se le hizo
llegar al tribunal que el testigo no había podido comparecer
debido a que en su empresa no habían accedido a cambiarle el
turno de trabajo para poder asistir a la vista oral. Así, si
posteriormente presentase un justificante en tal sentido, se
le podría retirar la multa. En lo tocante al procedimiento,
la vista prevista para ayer iba para largo, ya que se habían
previsto videoconferencias, el testimonio de cinco testigos
y también el dos médicos forenses. Por lo que se refiere al
juicio que no se celebró y que se ha aplazado hasta el día
10 de octubre, deviene de unos malos tratos: concretamente
un tirón de pelo y una patada, además de unas supuestas
amenazas e insultos. El asunto es complejo, como conviene el
abogado de la acusación particular, Juan Izquierdo, puesto
que estos supuestos delitos se habrían producido
paralelamente al proceso de divorcio que vive la pareja y en
el que se habrían producido diversos problemas.
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