Y a ver si en esta ocasión,
habiendo extranjeros de por medio “encima” en la Ceuta del
paro y del problema de la vivienda existe igual diligencia
que al momento de lanzar a la familia que había estado
okupando en San Amaro una casita perteneciente a Defensa.
Una casita bastante zarrapastrosa por cierto, que no un
pedazo de pabellón militar abolengoso y demás. Pero el
delito de ocupación ilegal existe y no se pueden vulnerar
los derechos de los propietarios de ningún inmueble porque
en nuestro Código Civil también aparece consagrada cómo un
derecho inalienable del ciudadano el derecho a la propiedad
privada. Normal que se deseara restablecer la legalidad
dando lugar a la imagen del niño fatigado con la cabeza
apoyada en la parte superior de un retrete y la mascota de
la familia, un bulldog francés contemplando desolado el mal
rato que estaban pasando sus amos.
Pero la ley es igual para todos y “todos” somos iguales ante
la ley (ja,ja,ja) por mor del artículo 14 del texto
constitucional. Ahora bien, lo normal al desalojar a los
ocupantes ilegales hubiera sido tapiar la vivienda para
evitar-prevenir futuras tentaciones porque en Ceuta existen
muchas familias que aspiran a un techo, por más que el
fenómeno de los enclaves chabolistas con sus tasas de ratas,
basuras, charcos, escombros y chatarras no existan en esta
ciudad.
Pero lo que resulta un mucho peculiar es que la casa haya
sido okupada ahora por una familia marroquí de Castillejos
que ni habla español, que es lo de menos, me refiero tanto
al idioma cómo a la nacionalidad, si se tratara de una
familia filipina sería exactamente igual es decir, comenzar
por determinar si se encuentran legalmente en Ceuta y en
virtud de qué documentos (el empadronamiento ficticio no
vale y menos aún con las nuevas normas que se andan
fraguando para evitar y erradicar los fraudes) si tienen
permiso de residencia y en qué circunstancias se encuentran
porque el simple hecho de “tener hijos” no es un elemento
exculpatorio, de hecho no tengo noticias de ninguna familia
ceutí con o sin hijos que hayan ido a Castillejos a ocupar
ilegalmente la propiedad de nadie.
Da la sensación de que algunos de los que vienen adoptan en
España hábitos de conducta de los que jamás serían capaces
en sus países de origen, aprovechando nuestras permisivas
leyes buenistas que tan fatales resultados nos han estado
dando. Dice mi preciosa nuera rumana, estudiante de
ingeniería superior, que desde que Rumanía está en la UE “se
puede dormir en las casas con las puertas abiertas” porque
pese a la terrible dureza de sus leyes, había sectores que
delinquían, los mismos que fueron invitados a abandonar su
país para viajar a destinos con leyes menos severas
finiquitando así el problema. Y que no nos vengan con las
leches y los dengues de las “xenofobias” (por cierto para
decir las palabras “racismo” y “xenofobia” hay que adoptar
un tono de voz entre chillón y lastimero cómo los doblajes
de las películas de los años 50) pero que se lance a una
familia de Ceuta para que, por un comportamiento negligente
y no haber tomado las debidas precauciones, se introduzca en
la vivienda una familia extranjera es bastante sangrante y
denota por parte de los extranjeros bastante poco respeto a
la legalidad ya que saben perfectamente que lo que han hecho
es ilegal.
Ilegal aquí e ilegal en el país vecino que, por suerte para
ellos, tiene un sistema jurídico bastante completo y que
ejerce un claro poder disuasorio a la hora de optar por
conductas ilícitas. Se ve que nuestra fama de tontos ha
trascendido las fronteras, por el norte y por el sur. Les
pongo un ejemplo, en la cercana costa del país vecino
existen cientos de apartamentos y de villas que permanecen
cerradas durante parte del año, e incluso años si sus dueños
no van a veranear ¿Se le pasaría por la cabeza a algún ceutí
forzar la puerta y meterse en la casa para disfrutar de
ella? Harto improbable. Imposible.
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