PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - MARTES, 19 DE JUNIO DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Asesores despedidos
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

En España la primera manifestación del poder consiste en colocar gente próxima; antes se contrataba a parientes carnales y ahora a parientes políticos; o sea, a militantes del partido que reclaman el pago de las lealtades. Esas legiones clientelares sobredimensionan una Administración ineficaz y mal organizada y contribuyen al rencor popular contra la función pública.

Durante muchos años hemos venido asistiendo a un “clientelismo” político y duplicidad de personal y servicios. Nunca bien visto y, por tanto, criticado acerbamente por los funcionarios que ganaron su plaza por oposición en las administraciones públicas.

Durante los años de bonanza económica, en los que el despilfarro ha prevalecido, las críticas no pasaban de ser sino comentarios de corrillos, estimulados por el vino de Rioja y la posibilidad de sacarle las tiras de pellejo a los consejeros que no estaban presentes.

Los consejeros, tenidos por asesores, es decir, personas capacitadas para informar y aconsejar a las autoridades, por estar en posesión de grandes conocimientos en determinados asuntos, vivían una vida plácida y estaban bien remunerados. Amén de contar con la oportunidad de formarse en otras disciplinas administrativas que les eran desconocidas.

Muchas veces, tras participar en tertulias con algunos de los asesores, solía yo preguntarme qué rendimiento le sacaba el presidente de la Ciudad, o cualquier otra autoridad, a los informes que los susodichos pudieran hacer sobre la especialidad por la que habían sido contratados. Y las dudas eran muchas. Porque los asesores apenas dejaban entrever la preparación adecuada.

Sería absurdo negarles el conocimiento que habían ido adquiriendo mediante el trato con políticos, funcionarios, administrados y todo lo concerniente a las costumbres adquiridas en las Administraciones Públicas. En rigor, poco bagaje para ser considerados asesores. Palabra de mucha rimbombancia para tan poca formación.

No obstante, y dado que los tenidos por asesores han estado ejerciendo sus cargos durante muchos años, bien podrían haber previsto que semejante bicoca no les iba a durar siempre. Máxime sabiendo que lo que se decide a dedo a dedo se pierde. Casi todos ellos, bien pudieron, en tiempos de esplendor económico, haber obtenido otro empleo. Menos pomposo, quizá peor pagado, pero donde la continuidad hubiera sido posible.

Lo digo, porque a mí me ha causado desazón la noticia publicada, días atrás, acerca de que el Gobierno de la Ciudad ha prescindido de diez asesores. Diez personas que a primero de julio pasarán a cobrar el paro. Diez personas cuyas edades, y en los tiempos que corren, no les va a resultar nada fácil encontrar empleo.

No obstante, y con la libertad que me conceden los años cumplidos; con la independencia que me brinda mi simpatía por las imprudencias, y con la distancia que establezco entre mi humilde persona y lo políticamente correcto, afirmo sin rubor que el presidente de la Ciudad debió, hace ya mucho tiempo, hacer todo lo humanamente posible para no llegar a esta situación. La de tener que prescindir de unos asesores que nunca lo fueron.

Los políticos, sobre todo los que gozan de la autoridad que proporcionan las mayorías absolutas, han de tomar decisiones justas y a tiempo. Hubo un tiempo en el cual los asesores pudieron causar baja sin tragedia. Y no se hizo. Craso error por ambas partes.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto