Aunque la mañana en la sala de vistas del Juzgado de lo
Penal aparecía con signos de que iba a ser monótona, ya que
todos los juicios iban a ser por tráfico de drogas y
presumiblemente se iban a cerrar con conformidad, lo cierto
es que se presentaron cuestiones muy sorpresivas. Por
ejemplo, uno de los hombres que iba a ser juzgado durante la
mañana, Joham A.S., manifestó momentos antes de la vista
oral que era descendiente por línea materna nada más y nada
menos que del descubridor de Troya, Heinrich Schliemann.
Desde la diplomacia austríaca acreditada en España se ha
solicitado copia de la sentencia.
Sorprendente la sesión de vistas orales en la mañana de ayer
en el Juzgado de lo Penal número 1 de Ceuta. Todos los
juicios previstos eran por delitos contra la salud pública.
El último de los juicios que se celebraban se retrasaba unos
minutos ya que el acusado, un austríaco, precisaba de
intérprete de alemán. El hombre, Joham A.S., dijo
previamente a la celebración de la vista oral que era
descendiente de Heinrich Schliemann, descubridor de Troya.
Heinrich Schliemann (Neu-Bukow (Mecklemburgo) 6 de enero de
1822-Nápoles (Italia) 26 de diciembre de 1890) fue un
millonario prusiano que, tras amasar su fortuna, se dedicó a
su gran sueño: la arqueología. Descubrió Troya y realizó
otros descubrimientos en Micenas, Tirinto y Orcómeno,
demostrando que la Ilíada describía escenarios históricos.
Pues bien, en torno a las 12.15 horas comparecía en la sala
de vistas su hipotético descendiente por línea materna, al
que le fuero hallados en el puerto cuando intentaba embarcar
hacia Algeciras un total de 44.669 kilogramos de hachís, de
elevada pureza. La droga está valorada en 62.089 euros.
El hombre, de mediana edad y de aspecto serio y digno, con
atuendo normal, fue asistido por una intérprete de alemán y
se confesó autor del delito que se le atribuía. Así, aceptó
una condena de tres años y ocho meses de cárcel y a pagar
una multa de 62.098 euros. El hombre se declaró insolvente,
por lo que la multa será conmutada por tres días más de
cárcel. Según pudo saber este diario, la diplomacia
austríaca, a través de uno de sus consulados, se ha dirigido
oficialmente al juzgado para recibir una copia de la
sentencia. También necesitó una intérprete, pero esta vez
del lenguaje de signos, Fernando V.F., a quien se le
encontró en posesión de algo más de cinco kilogramos de
hachís, igualmente de alta pureza. Se conformó con una pena
de tres años y un día así como al pago de una multa de 7.171
euros.
Como ya es habitual, varios de los que ayer fueron
condenados por delitos contra la salud pública también
necesitaron intérprete de árabe.
En cuanto al desarrollo de los juicios, fue especialmente
significativo el que se siguió contra Ángel L.S.P., que
padece una enfermedad incurable y tiene mermadas sus
facultades psíquicas, tal y como él mismo admitió ante el
tribunal. Se le condenó a tres años y un día de prisión,
después de que fuera hallado en posesión de casi seis kilos
de hachís, de alta pureza, valorados en 8.255 kilogramos.
Dadas las circunstancias, desde su defensa se intervendrá en
el proceso de ejecutoria y Vigilancia Penitenciaria con el
objeto de que pueda salir en libertad.
Durante la mañana de ayer también fue condenado a una pena
de tres años y cuatro meses de prisión el joven Javier C.G.,
quien fue hallado en posesión de más de 22,5 kilogramos de
hachís a bordo de un vehículo en el que pretendía viajar a
la península. Sus padres y su hermana, que viajaron a Ceuta
para asistir al juicio de su familiar, se mostraron muy
compungidos y afectados por su situación. Tanto la madre
como la hermana no cesaron de llorar a lo largo de la
mañana, en espera de la vista oral, y aún en la misma. El
padre, visiblemente afectado, conservaba entereza.
Igualmente fueron condenados Lahcen T., al hallársele en
posesión de más de 21 kilogramos de hachís. Cuando se le
preguntó si tenía medios para hacer frente a la multa que se
le había impuesto -además de a 3 años y 4 meses de prisión-
no pudo evitar reírse. La juez, entendiendo el nerviosismo y
la falta de medios del procesado, le explicó que era su
obligación hacerle la pregunta.
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Sentenciado un repartidor por apropiarse de 52.514,56 euros
Aunque se preveían nada menos que
cuatro sesiones para un juicio en la Sección VI de la
Audiencia Nacional, hubo acuerdo previo. Un repartidor que
trabajaba en Almacenes Mame., J.L.C.R, aceptó una pena de un
año y seis meses de prisión -se le pedían cinco en
principio- y una multa por haberse quedado apropiado
indebidamente y con continuidad de 52.514,56 euros en
facturas que cobraba de los clientes de la empresa y que
después se embolsaba sin informar que las había cobrado. La
pena de prisión será conmutada por una multa. El criterio de
la Fiscalía, con el que coincidieron el juez y el abogado,
es que el hombre, actualmente en prisión por tráfico de
drogas, devuelva el dinero a la empresa y después comience a
pagar las multas.
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