El padre David Gutiérrez Domínguez llegó en septiembre de
2004 a Ceuta, designado por monseñor Antonio Ceballos
Atienza, para hacerse cargo de la Parroquia de Santa Teresa.
Después de prácticamente ocho años y tras la notificación la
pasada semana por parte del obispo de Cádiz y Ceuta,
monseñor Rafael Zornoza Boy, como párroco de San Juan de
Dios de Medina Sidonia, el padre David se marcha con un
especial cariño a Ceuta y a los ceutíes que durante todos
estos años lo han acogido como un caballa más. El padre
David se marcha con la misión cumplida y después de haber
conseguido potenciar la Iglesia y hacerla llegar a los
feligreses a través de la religiosidad popular, de la que se
confiesa un gran amante.
El pasado día 12, el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta,
monseñor Rafael Zornoza Boy, hizo público el nombramiento
del padre David Gutiérrez Domínguez como párroco de la de
San Juan de Dios, de Medina Sidonia, además de delegado
episcopal para el Patrimonio Cultural de la Iglesia. Este
nombramiento ha sido toda una sorpresa ya que el padre
David, el párroco de Santa Teresa, ha sido uno de los
sacerdotes que durante sus ocho años de estancia en la
ciudad más a trabajado para avivar la llama de la fe, no
sólo en su parroquia sino en cada rincón de la ciudad.
Ayer, EL PUEBLO mantuvo una entrevista con este querido
sacerdote que pese a marcharse de la Ciudad asegura que
desde hace tiempo “Ceuta habita en un lugar muy importante
en mi corazón”.
“Cada vocación es tan distinta como personas hay” y la
vocación sacerdotal del padre David, tal y como él aseguraba
durante la entrevista, le viene prácticamente desde que
nació y recuerda como desde muy niño ya le indicaba a sus
padres que quería ser cura y le gustaba acudir a la iglesia,
algo que quizás se vio reforzado debido a la proximidad de
su domicilio a la Iglesia de San Telmo en Chiclana.
Esa vocación fue creciendo dentro de él aunque se vió un
poco “adormecida” en su adolescencia cuando tuvo la ocasión
de introducirse en otro mundo que le apasiona, y que él
mismo considera su segunda vocación, como es el teatro,
aunque finalmente y tras muchas representaciones de bastante
éxito escogió el camino religioso y junto a unos jóvenes de
su Chiclana natal estuvo acudiendo cada quince días al
preseminario en Cádiz donde terminó de avivar, con más
fuerza que nunca, esa llama cristiana que durante unos años
estuvo adormecida pero que nunca llegó a apagarse. Aunque en
un primer momento su vinculación con la Iglesia era a través
de la comunidad agustiniana, su asistencia al preseminario
hizo que finalmente se decidiera acceder al seminario y
convertirse en sacerdote diocesano.
Durante ocho años estuvo en el seminario, fortaleciendo su
vocación y preparando su formación, tras los cuales continuó
con sus estudios y se especializó en arte sacro. Una vez
ordenado sacerdote, su primer destino fue la Parroquia de
San Roque donde estuvo de coadjutor de un párroco de 75 años
y de vocación tardía, ya que fue ordenado con 72 años, en la
que en vez de ayudarle (función del coadjutor) prácticamente
se hizo cargo de la parroquia. Tras un curso completo, el
por aquel entonces obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta,
monseñor Antonio Ceballos Atienza, lo designó párroco de
Santa Teresa de Jesús en Ceuta en el mes de septiembre de
2004, y durante estos casi ocho años el padre David ha
conseguido ser uno de los sacerdotes que más huella ha
dejado en los corazones de los ceutíes.
Pregunta.- En septiembre de 2004, monseñor Antonio
Ceballos le designa la parroquia de Santa Teresa en Ceuta.
¿Qué pasa por aquel entonces por su cabeza?
Respuesta.- Hombre, conocía algo de Ceuta ya que en alguna
que otra ocasión había viajado hasta la ciudad para realizar
alguna convivencia o con motivo de la campaña del seminario,
pero fue un cambio fuerte para la mentalidad de la península
(mentalidad que yo ahora no tengo después de estos
maravillosos años aquí), donde Ceuta es la gran desconocida
y para muchos de mis compañeros Ceuta era poco más o menos
un castigo o el destierro, y cuando el señor obispo me dijo
que me iba destinado a Ceuta lo primero que se me pasó por
la cabeza es preguntarme qué habia hecho yo mal (risas),
pero luego he de decir que estos ocho años han sido
maravillosos para mi.
P.- Llega a Ceuta, ese mes de septiembre de 2004, a una
parroquia en la que estuvo el ex vicario Francisco Correro
como párroco, posteriormente el padre Ricardo durante unos
meses, y en la que quizás no existía la vida que con su
llegada ha adquirido Santa Teresa. ¿Cómo se ha ido
produciendo ese cambio?
R.- Bueno eso depende del punto de vista del que se mire.
Esta parroquia de Santa Teresa lleva ya muchos años desde su
creación y por ella han pasado muchos sacerdotes que han
intentado darle su toque personal, y no es cuestión de que
estuviera más o menos viva. Yo le puedo decir la gran labor
que Curro hizo en esta parroquia durante sus años como
párroco, en la impulsó la Catequesis y las comunidades
neocatecumenales, mientras que Ricardo en sus pocos meses en
Santa Teresa no tuvo tiempo de hacer nada. Al llegar yo y
durante estos ocho años me ha dado tiempo hacer muchas
cosas, siendo una de las que más salta a la vista el arreglo
interno del templo, gracias a que hemos podido contar con
los medios necesarios para afrontar este importante
proyecto, algo con lo que mis antecesores no pudieron
contar. En cuanto al toque personal al que antes me refería,
yo por mi crianza o por el ambiente que siempre he
frecuentado soy un gran amante de la religiosidad popular y
pienso que tiene un potencial muy importante para el mundo
tan secular como el de hoy, en el que tanta gente está tan
alejada de Dios. Yo siempre digo que aquí, en el sur de
España, en Andalucía y por extensión en Ceuta sigue habiendo
un sustrato religioso muy importante de fe gracias a la
religiosidad popular y eso hay que saberlo valorar, cuidar,
potenciar y encauzar ya que muchas veces también tiene sus
desviaciones. Debido a esto que le estoy comentando todos
estos aspectos se han potenciado en la Parroquia donde hemos
implantado la procesión de la Inmaculada con su Octava, la
procesión de impedidos el Domingo de Pascua para llevar la
comunión a los enfermos, el Corpus Chico, con lo que hemos
conseguido enriquecer lo que ya existía.
P.- Aunque ha estado en Ceuta ocho años, ¿prácticamente
nada más llegar logró ganarse el cariño de los ceutíes?
R.- Le puedo decir que han existido muchos detalles y
aspectos que me demostraron el carácter acogedor y el cariño
que ofrecen los ceutíes a los foráneos, pero en mi caso
existieron dos detalles fundamentales que me demostraron ese
reconocimiento o cariño al que usted se refiere y fueron que
me nombraran pregonero de la Semana Santa de Ceuta cuando
tan sólo llevaba dos años en la ciudad y además siendo
sacerdote y otro que la Cofradía de Santa María de África me
escogiera para presentar la tradicional ofrenda floral,
donde el fervor popular es sobrecogedor y en la que vienen
ceutíes de todos los rincones del mundo para estar junto a
su patrona, de ahí que aunque institucionalmente el 2 de
septiembre sea el Día de Ceuta, para mi y creo que para
muchos ceutíes el día de Ceuta es el día de la Virgen de
África y su víspera, por eso le digo que me eligieran para
presentar esa ofrenda floral ha sido un gran orgullo y algo
que me ha demostrado el gran cariño que me tienen los
ceutíes, algo que nunca podré olvidar. Después tengo que
comentarle que el fervor que le tiene Ceuta a su Patrona es
de reseñar, además es un fervor muy sentido que no sólo es
el día 5 de agosto sino que se vive intensamente los 365
días del año y eso hay que destacarlo.
P.- En estos ocho años que ha estado en Ceuta. ¿Qué
debería mejorar en la feligresía ceutí?
R.- Yo veo una Iglesia muy rica y muy viva en Ceuta y en
todas sus parroquias, y por el condicionante existente en la
ciudad se puede decir que todavía es más de mérito la labor
que hacen los cristianos en Ceuta a nivel social, de culto y
de vida parroquial, pero habría que potenciar más la
espiritualidad, que aunque existe en la ciudad y entre los
ciudadanos, quizás se hecha en falta que se le dedique algo
más de tiempo a la oración, frecuentar los sacramentos,
sobre todo la confesión, porque por lo demás la Iglesia de
Ceuta es muy rica. Quizás para potenciar la espiritualidad
sería bueno que en Ceuta existiera un convento de clausura,
máxime cuando esta ciudad es patria chica de una gran monja
de clausura como fue Santa Beatriz de Silva. El saber que
existe un centro de recogimiento, de oración como puede ser
un convento de clausura daría a Ceuta ese empuje necesario
para la espiritualidad en la ciudad.
P.- Hace muy poco que monseñor Rafael Zornoza Boy le
notificó su nuevo destino. ¿Se esperaba este nuevo
nombramiento?
R.- Nuestra vida es así, nosotros sabemos que tenemos que
estar a la obediencia del obispo y aunque quizás no lo tenía
previsto en este momento, si me esperaba la notificación de
un nuevo destino en un futuro no muy lejano. Pero bueno lo
he aceptado con alegría y entusiasmo, también con pena
porque son muchos años y humanamente cuesta y sobre todo
dejar las amistades que uno ha ido haciendo aquí, eso va a
costar muchísimo, pero con la alegría y con la paz de saber
que estoy haciendo lo que Dios quiere.
P.- ¿Ha estado ya en su nuevo destino?
R.- Si ya he estado por allí para conocer un poco el
terreno.
P.- ¿Es importante el cambio?
R.- Hombre, sí es importante el cambio. No tiene nada que
ver a lo de hasta ahora. Esto es una ciudad y aquello es un
pueblecito pero que tiene muchísima historia, con un
patrimonio enorme en iglesias y conventos, con gente
sencilla y trabajadora que vive su fe con la ayuda del
Señor.
P.- ¿Qué es lo bueno y lo malo que se lleva de la ciudad?
R.- Bueno mire, lo malo, que ahora mismo le soy sincero no
me acuerdo ni me quiero acordar, yo me llevo lo mejor y me
llevo una ciudad que para mi ha sido muy especial. Me he
sentido como en casa, me he sentido un caballa más, y como
dijo Curro hace una semana, le puedo decir la persona que ha
pasado por Ceuta, Ceuta no se le puede olvidar. La persona
que ha pasado por aquí, la va a llevar siempre en el
corazón, la va a tener siempre como referencia y cuando uno
escuche Ceuta le voy a poner caras de gente muy querida, de
amistades y de vivencias que he tenido en la ciudad y que
llevo en lo profundo de mi corazón.
P.- ¿Y un mensaje para la feligresía que deja en Ceuta?
R.- Bueno el mensaje que yo dejaría es que vivan esta
esperiencia desde la fe. Que el Señor no les va a abandonar,
que el Señor es el que permanece y que esa es la gran suerte
que tenemos todos. Las personas vamos cambiando, pasamos
unos, pasamos otros, pero el Señor siempre va a estar ahí,
va a seguir bendiciendo esta parroquia y no deben
preocuparse porque van a tener suerte con el nuevo párroco,
que será también muy querido y que viene como venimos todos
para continuar el trabajo y para anunciar al Señor y
anunciar su mensaje.
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