Y también se ponen bañador.
Son el GRUPO DE HIDROTERAPIA ADAPTADA, con Javier Piñero a
la cabeza, y los que han hecho posible el Primer Campus
Adaptado que se ha celebrado ayer en la ciudad.
Tenía la intención de nombrarlos uno a uno, pero no puedo
olvidarme de los voluntarios y han sido tantos los que se
han prestado de manera desinteresada que se me hace
imposible la tarea.
Ninguno de ellos es discapacitado, ni sus hijos, hermanos,
novios o esposas. Creo que tampoco ninguno ha vivido esta
situación en su entorno o se ha criado con alguien cercano
que lo sea.
Entonces por qué esta entrega? Que es lo que les hace
atravesar el Mercado Medieval corriendo a voz en grito
porque te ha visto con tu hijo en silla de ruedas y te van a
explicar las maravillas de la hidroterapia aunque no te
conozcan de nada? Que les lleva a pasarse todo un curso
escolar visitando centros para difundir el programa con un
calor horrible o con agua hasta las rodillas?
La mayoría tienen otros trabajos y responsabilidades.
Entonces por qué dan parte de su tiempo, de su descanso, de
su vida en familia a estas personas que no conocen y que, en
la mayoría de los casos, son tan difíciles de tratar?.
No sólo les dan amor, sino dignidad y respeto, y algo muy,
muy importante, importantísimo dadas las especiales
características de las personas con las que trabajan en el
agua: les hacen sentirse libres por una hora. Libres de
bastones, de sillas, de aparatos, libres de ellos mismos y
sus discapacidades.
Discapacidades...
Ellos nunca emplean esta palabra, hablan de adaptación,
porque a fin de cuentas todos vivimos adaptándonos
constantemente , todos valemos para unas cosas y somos nulos
para otras.
Y desde aquí quiero darles las gracias por todo ello, por
tratar a nuestros hijos, que todo el mundo se empeña en que
son especiales, como si no lo fueran.
MUCHAS GRACIAS.
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