El Gobierno de Juan Vivas, forzado por la circunstancias
(entiéndase crisis económica) y por las medidas de ajuste,
así como por las presiones de oposición y sindicatos, acaba
de adoptar una medida traumática y dolorosa: despedir a diez
personas, pertenecientes al área de “personal de confianza”.
Un grupo de trabajadores eventuales que, en su día fueron
nombrados por Decreto y que ahora, igualmente, serán cesados
por idéntico procedimiento.
Sabemos que no es plato de buen gusto esta medida, que si
Juan Vivas dijo días pasados que no le gustaba “recortar” el
sueldo a los empleados públicos de las sociedades
municipales, en menor medida le va a agradar echar gente a
la calle, con las consecuencias inmediatas que ello acarrea.
Sin embargo, forzado por las normas que recibe del Ejecutivo
de la nación y por las medidas a aplicar, al igual que
Mariano Rajoy es presionado desde Europa para que ejecute
más “recortes”, Juan Vivas acaba de probar la “cicuta”
indeseable de una medida dura, durísima.
Pero puede ser sólo la punta del iceberg, ya que se habla
que pueden venir, a partir de septiembre, a nivel nacional,
nuevas “consignas” y más “recortes”, así como decisiones más
duras en forma de despidos de empleados públicos de
sociedades municipales, aunque habrá que ver también la
evolución de los acontecmientos para comprobar si se
confirman o no.
Mientras, lo cierto es que ayer, diez personas pasarán a
partir del 1 de julio, a engrosar las filas del paro, de ese
paro de 12.000 desempleados, de ese paro al que Mariano
Rajoy se refería cuando quería fustigar a José Luis
Rodríguez Zapatero y le decía. “Señor Zapatero, que los
parados son personas que tienen cara y ojos”.
Efectivamente, los mismos ojos y la misma cara que tienen
los diez despedidos de ayer, también éstos sentiran en sus
propias carnes y en las de sus familias, una crisis que
parece un verdadero “tsunami” que arrasa con todo el empleo
que encuentra a su paso.
Ya anticipamos no hace más de una semana que se avecinaba lo
que dimos en llamar como titular “El Cambio 16”, porque
aunque hayan sido ahora diez los despedidos, en los próximos
días podrían caer seis “cargos de confianza” más.
En este diabólico baile de nombres e identidades, se ha
venido hablando con no poca frivolidad de “afectados”,
algunos señalados con el dedo, provocando incertidumbres,
desasosiego y no poca inquietud. Hasta a mí se acercó alguno
de los “nominados” diciéndome: “Yo estoy en todas las
quienielas”. Y no se trataba de fútbol ni de carreras de
caballos, era sencilla y llanamente, del drama humano del
paro.
Por ello, aunque me lo decía con una sonrisa nerviosa, no
pude por más que acordarme de Mariano Rajoy en ese momento,
conocedor que las medidas las dicta él desde arriba, al
igual que a él se las marca la Unión Europea y por ello, la
quiniela de mi amigo, me llevó con la imaginación al
presidente del Gobierno y rememoré aquél episodio que, puede
resultar gracioso cuando no te afecta, pero que es una
crueldad en toda su dimensión: Los parados son personas con
caras y ojos”. Sí, señor Vivas y también con sentimientos y
familias.
|