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OPINIÓN - JUEVES, 14 DE JUNIO DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

El fútbol como terapia
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Guardo una circular, publicada en los años de Maricastaña, relacionada con el fútbol. Que reza así: “El popular deporte del fútbol, arraigado profundamente hoy en España, obliga a los Ayuntamientos a no mostrarse indiferentes ante el mismo y supervisar el desarrollo de las competiciones en que los equipos de sus localidades estén encuadrados, sobre todo en aquellas poblaciones que tienen equipos en categoría nacional”.

“De todos es sabido, continúa la circular, que el fútbol moviliza grandes contingentes de aficionados y que la inmensa mayoría de éstos, por pertenecer a la clase obrera y media, que encuentran en su disfrute una expansión a su duro trabajo cotidiano, es económicamente débil e impotente para afrontar el importante gasto que supone el fichaje y formación de equipos que les distraigan, mantengan durante la semana su pensamiento en la marcha de sus actuaciones y les alejen de los vicios y corruptelas que el aburrimiento trae consigo”.

La circular data de los años cincuenta del siglo pasado, que ya son años, y cambiando lo que haya que cambiar, no tengo ningún reparo en decir que podría servir perfectamente como defensa del primer equipo de la ciudad ante los políticos que están deseando ponerlo en decúbito prono. Esto es, bocabajo. Y si es posible con una piedra encima lo más parecida a la que hay en algún lugar del Valle de los Caídos. A fin de que no pueda erguirse nunca más.

Y si acaso sale algún portavoz moderno de la cosa a decirme que la circular aludida es una antigualla repleta de caspa, y que no pega ni con cola en los tiempos que corren, echaría mano de lo último que se ha publicado en relación al fútbol como remedio terapéutico para quienes padecen ciertas enfermedades. Cuyos dolores y malestares disminuyen muchísimo durante los partidos.

Bien. Aunque uno suele poner todas estas noticias en cuarentena, no deja de ser cierto que antes de un partido de fútbol del equipo de sus amores, cualquier aficionado vive ilusionado con que llegue el momento y está predispuesto a rendir más en cualesquiera actividades. Verbigracia: yo soy del Madrid. Sí, ya sé que lo he dicho muchas veces. Muchísimas. Pero no me importa repetirme, ya que si alguien merece la insistencia de la repetición es, sin duda alguna, el equipo merengue. Por lo tanto, cada vez que juega mi equipo, a mí me tiene estimulado mucho antes de que empiece el partido. Partido que vivo entusiasmado y algo dominado por los nervios de saber lo que está ocurriendo. Mas son nervios tan necesarios como cuando uno está algo estresado. Y para qué decirles a ustedes, queridos lectores, si encima gana mi equipo. Entonces, me paso varios días viviendo en una nube.

Me imagino que los aficionados de la AD Ceuta, es decir, los aficionados de verdad, que son más de los que algunos piensan y menos de los que el club querría, desean fervientemente que su equipo, el de sus amores, no sea enterrado. Como está previsto por parte de los gobernantes. Pues ello redundaría en contra de la salud de muchos de sus seguidores. Por tal motivo, no me resulta nada extraño leer que los aficionados están acudiendo prestos a firmar para apoyar al primer equipo de la ciudad. Bajo el lema de que hay que salvarlo. De no ser así, muchas personas quedarían huérfanas de momentos gratificantes. Lo cual, además de ser injusto, es contraproducente para la salud. Según un estudio.
 

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