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OPINIÓN - DOMINGO, 10 DE JUNIO DE 2012

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

Cambio 16

Por Juan Merino


Cuando se habla de este número no es referencia a la revista que, durante la Transición democrática Juan Tomás de Salas con José Luis Gutiérrez, siendo uno de sus directores, aglutinó la información “progre” de este país. Aquí hablamos de “Cambio 16” como número de personal de confianza que, según las últimas noticias, serán cesados como respuesta a la repulsa que los “recortes” salariales han tenido en los empleados públicos de las sociedades municipales.

Este tobogan de decisiones parece un juego diabólico con efecto dominó: primero fueron los funcionarios, a éstos han seguido los empleados de sociedades municipales y, a continuación el personal de confianza con el que se ha rodeado Juan Vivas, los asesores -apuntan- en número de 16.

Cuando se alude a la pérdida del puesto de trabajo estamos aludiendo a un drama familiar y, más en la actual situación económica. Aquí no cabe el “tú más” o considerar que, “si yo me quedo ciego que el otro se quede, al menos, tuerto”. No es de ley mirarse en las desventuras del vecino para la autocomplacencia. Esto resulta macabro y malvado.

La política de “recortes” emprendida por el gobierno con cargo a las nóminas es lo más fácil y lo más asequible: ellos las tienen a mano. Lo que está resultando extremadamente difícil, a las pruebas nos remitimos, es gestionar con tino, mesura y previsión.

Bien es verdad que, dadas las pruebas que se manejan y los resultados obtenidos, esta “administración se ha convertido en tóxica”, como ya señaló el portavoz socialista, José Antonio Carracao, en el último Pleno cuando aludía a la voracidad recaudatoria de este Ejecutivo a resultas de la ordenanza fiscal reguladora del impuesto de la Construcción, Instalaciones y Obras.

Esa “toxicidad” no por los referentes a activos problemáticos, sino por la que tienen encima, con una deuda galopante por enjugar y la mirada siempre puesta en el sufrido trabajador. ¿Cuántos recuerdos gozosos se miraran ahora con la nostalgia del tiempo pasado? Lo malo es que aquéllos polvos han traido estos lodos. En las actuales circunstancias económicas, no ha de ser plato de gusto prescindir de quienes tenían su situación laboral con cierta tranquilidad.

Llega el desasosiego, las decisiones traumáticas, las “rebajas”, el que hemos dado en llamar “Cambio 16” que nos retrotrae a la publicación que leían 1con fuición la progresía de este país.

Ahora, el “Cambio 16” es otro vien distinto: no sabe de publicaciones pero sí de transición y no precisamente democrátrica. Es el trasiego de un “status” a otro: del empleo al desempleo para algunos.

Una catástrofe en suma y no gracias a los elementos, porque no han sido las circunstancias lo que motivan esta situación sino el desatino en el quehacer de una gestión pobre, lamentable y desafortunada. Un resultado que arrastra muchas ilusiones, sentimientos y personas, como diría Mariano Rajoy “con cara y ojos”, sí. Unas personas que, al verse desamparadas se acordaran de muchas cosas y familias. No cabe otra.
 

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