En 1982 llegué yo a Ceuta para
entrenar a la Agrupación Deportiva Ceuta. Un equipo que
había descendido de categoría en la temporada 80-81. Es
decir, fue fugaz su paso por la Segunda División A. A mi
llegada, al margen de la carencia de instalaciones, me
encontré con varios jugadores locales que estaban ya
viviendo el tramo final de su carrera. De hecho, casi todos
ellos deseaban ya buscarse la vida fuera de los terrenos de
juego. Lo cual evidenciaba un buen funcionamiento de la
cabeza.
Quienes actuaban con sentido común, cuando yo les conocí,
eran Almagro, Cherino, Cerezo y Lolo. Que estaban más
que convencidos de que seguir actuando en Segunda B, con
dedicación absoluta, no les iba a reportar nada más que
problemas a corto plazo.
Aquellos jugadores locales, emblemas del club, servían de
reclamo a una afición que gusta, sobremanera, de acudir al
campo con el fin de ver participar a sus paisanos. Ni que
decir tiene que un equipo profesional, en cualquier
categoría, necesita contratar jugadores foráneos. En aquella
temporada, la ADC contaba con varios futbolistas de calidad:
de entre los que cabe citar a Bea, Paco y Lope
Acosta. Todo comenzó a pedir de boca. Hasta que cayeron
lesionados los dos delanteros; esto es, Lope y Paco.
Y, como no había dinero, hube de echar mano de jugadores de
la tierra que ya figuraban en la plantilla junto a otros
que, pertenecientes a la Regional, iban todos los jueves a
pasar la prueba conmigo. Lo cual hizo posible que,
futbolistas como Rafa, Castro, Ramiro, Barrientos,
Castillo, Lorente, y algún que otro, debutaran con el
primer equipo de su ciudad. Rafa y Castro llegaron a ser
titulares durante mucho tiempo. Así, si la memoria no me
engaña, en Lorca jugaron nueve jugadores ceutíes.
Indudablemente, a partir de las lesiones ya reseñadas,
perdimos las aspiraciones de ascenso que habíamos mantenido
durante muchas fechas. Pero el equipo quedó entre los siete
primeros de una Liga en la que participaban rivales muy
encopetados.
Lo reseñado viene a cuento tras haber leído las
declaraciones del Portavoz del Gobierno acerca del
primer equipo de la ciudad, que han sido algo
desafortunadas; tal vez por el desconocimiento que tiene del
deporte rey. Así que bien pudo, antes de hablar por medio de
ambages y circunloquios de tres al cuarto, pedirle
asesoramiento a Vivas para no meter la pata hasta el
corvejón.
A mí me parece muy bien que el portavoz gubernamental le
haga el artículo al fútbol base y a la FFC. Con el fin de
que el protegido de Vivas, Antonio García Gaona, en
cuanto las circunstancias se lo permitan, vuelva a hacer uso
y abuso del primer equipo de la ciudad. Que es lo que se
está pretendiendo. Pero debería haberse ahorrado el
contarnos eso de que un equipo profesional no es prioritario
en Ceuta.
El fútbol profesional, que no significa desprecio por los
jugadores de la localidad, es necesario en Melilla, en
Cádiz, en Jaén, en Albacete, en Miranda del Duero, etcétera.
Y por eso reciben la ayuda de los organismos oficiales,
siempre de acuerdo con sus posibilidades. Cómo no lo va ser
en una ciudad como Ceuta. Donde nunca el fútbol base, desde
los años ochenta, fue capaz de aportar el mismo número de
jugadores al primer equipo. Aunque éste juegue en Tercera
División. Ejemplos venimos teniendo.
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