No ha sido la Feria deseada aunque puede que sí fuera la
pensada. Por primera vez la Feria del Libro fue llevada a
una sala multiusos alejada de la calle y del contacto con el
ciudadano, restringiendo el acceso a la compra de libros al
gran público. Por los sótanos del teatro-auditorio del
Revellín el acceos requería de una indicación guiada porque
no resultá fácil llegar a lo que, en realidad, es un salón
de ensayos con camerinos incluidos que, en esta ocasión
hicieron de almacén de libros.
Sólo seis expositores de libros de los que cuatro
correspondían a publicaciones religiosas. Sólo las Librerías
Krispi y Sol, respondían al verdadero “sabor” del libro con
su variopinta oferta, aunque a tamaño reducido, como esos
libros de bolsillo que se compran a módico precio, sólo que
el emplazamiento de esta edición con una situación poco
asequible al gran público, al curioso, al que no es lector
empedernido, ya que éste, acude esté donde esté el libro
porque es ávido lector, llegando a consumir -como se ha dado
el caso-, hasta dos o tres libros por semana. Además, los
clientes fijos de las librerías se acercan a éstas estén
donde estén para cambiar impresiones y llevan su fidelidad a
los confines del mundo.
En esta oportunidad los libreros sabían que se instalaban en
una Feria del Libro devaluada por la crisis económica, por
la falta de las casetas habituales y, sobre todo, por el
alejamiento de la calle, como principal factor para prever
un fracaso de ventas ya anunciado si se nos permite
parafrasear a García Márquez. No se registró presencia de
grandes editoriales foráneas, ya que el desplazamiento
ocasiona unos gastos que las ventas no iban a poder
compensar y prefirieron ausentarse en esta edición.
Impresiones de los libreros
Hubo buena intención: ahorro en el alquiler por parte de la
Ciudad Autónoma para adquirir las casetas en propiedad el
próximo año y voluntad librera de quienes, dispuestos a
colaborar con la consejera, llevaron algunos de sus títulos
a este expositor modesto para dar un poco la cara y ayudar
en lo posible con su presencia y esfuerzo, aún a sabiendas
que el éxito no estaba ni mucho menos asegurado.
“Nuestro objetivo no era vender este año”, nos han dicho con
sinceridad.”Estamos apoyando en un momento de crisis”,
aseguran.”Hay que estar a las duras y a las maduras”,
comentan. “En la última reunión que tuvimos estábamos ya
mentalizados que ventas no tendríamos”, aseveran quienes se
instalaron. En definitiva, frases que, de por sí, evidencian
el sentimiento de lo que allí se esperaba. Un preludio que
los hechos se han encargado de confirmar.
Lo que allí vimos
Los visitantes, más que a ver, comprar, curiosear en los
libros expuestos, se acercaban a esta sala multiusos para
seguir la actividad cultural complementaria. Allí hubo
libros de Manuel Pimentel, de Carlos Ruiz Zafón -muy leído y
demandado en nuestra ciudad-, temas de autoayuda, libros de
Gloria Fuertes, de Jerónimo Stilton como”El misterio de la
pirámide de queso”, libros interactivos, obras de Eduardo y
Elsa Punset, comics de todo tipo incluido el sempiterno
“Capitán Trueno” y una amplia variedad en una muestra muy
reducida en tamaño, espacio y contenido.
Si se pregunta por los autores más leídos y demandados en
Ceuta, el escalafón lo encabezan el escritor de los
“best-sellers” y autor de 26 novelas Ken Follett, de quien
se lee todo lo que escribe, siguiéndole otros bien conocidos
como Carlos Ruiz Zafón, Arturo Pérez-Reverte, Camilla
Lackber la escritora de novela policíaca nórdica considerada
en Suecia, su país natal, como “la Mankel femenina”, sin
olvidarnos de Almudena Grandes, Eduardo Mendoza, y Stephen
King el novelista más prolífico del género de terror quien
ha centrado su última novela en el asesinato de John F.
Kennedy.
Nuevo libro de Ken Follett
En cuanto al mencionado Ken Follett, en Ceuta los libreros
ya están haciendo sus pedidos de preventa a la editorial
para el próximo libro de éste que tiene prevista su
aparición en el mercado para los próximos meses de octubre o
noviembre, y que sería el segundo de la trilogía que lleva
por título “The Century” que ya inició hace un par de años
con “La caída de los gigantes”.
“El invierno del mundo” de Camilla Lackber, “El lector de
Julio Verne” de Almudena Grandes, “El enredo de la bolsa y
la vida” de Eduardo Mendoza, las novelas de Federico Moccia,
uno de los fenómenos editoriales más asombrosos de los
últimos años, ya que sus cuatro novelas se han convertido en
referente indiscutible para el público joven forman parte de
un mosaico de muestras para el más variopinto lector.
Sin embargo, “El mejor lugar del mundo está aquí mismo” de
Francese Miralles, evidentemente, a tenor de los resultados,
no puede atribuirse esta vez ni trasladarse en el caso de
querer parafrasearlo al emplazamiento que tuvo la Feria del
Libro en la sala multiusos del complejo de la Manza del
Revellín.
Plaza de los Reyes nuevo destino
Los libreros tienen puesta su ilusión en el próximo año, ya
que éste lo consideraban de transición por las
circunstancias sobrevenidas, y piensan en la Plaza de los
Reyes como la ubicación idónea para exponer sus novedades y
mantener ese contacto cercano con el público que nunca se
debe perder en una Feria del Libro que se precie como tal.
Cualquier otra alternativa no deja de ser un experimento muy
arriesgado y, por tanto, con todas las papeletas para
conducir al fracaso.
Ahora es cuestión de reflexionar, sacar conclusiones y
procurar reconducir una situación que merece la atención por
lo que tiene de tradición y homenaje al título del folleto
preparado para esta edición: “Te recomendamos una buena
lectura”. Y nosotros añadimos que, a ser posible, en un buen
lugar de emplazamiento.
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