Aquí no ha pasado nada. Así
reacciona uno de los responsables del cementerio de Sidi-Embarek
cuando este diario pregunta por cómo se encuentran las
tumbas sepultadas después de que una excavadora tirara la
armadura de un muro que se estaba construyendo en la
ampliación del camposanto. Tampoco fotografías, decía. Hay
que recordar que el cementerio musulmán, al igual que ocurre
con el cristiano, es un lugar municipal y en él trabajan
operarios pagados por la Administración local. El periodista
debe de hacer su trabajo, al igual que los responsables de
Sidi-Embarek, pero no hay que negar la evidencia y ya se
dijo que la responsabilidad recae sobre la empresa que hace
las obras. A no ser que haya algo que ocultar dentro de todo
este asunto...
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