No tengo el menor inconveniente en
propalar que para entrar en la Federación de Fútbol de Ceuta
hay que taparse la nariz. Pero quien se tapa la nariz no
impide que la mierda permanezca y la peste se extienda. En
lugares cerrados solo se va el mal olor cuando se retira la
porquería y se abren las ventanas.
Hace un montón de años que la mierda permanece en la sede de
la FFC. Y ha llegado un momento en el cual las autoridades
locales están obligadas a que tan nauseabundo olor
desaparezca. De no ser así, la gente pensará que la
federación es lugar adecuado para ocultar tejemanejes
inconfesables.
En ciudades pequeñas, donde todos nos conocemos y nos vemos
las caras diariamente, si uno hace de su capa un sayo, y los
demás no se inmutan, es porque cada uno está haciendo un
sayo de su capa. Si no fuera así, no me cabe la menor duda
de que Antonio García Gaona habría tenido que salir a
la palestra aireando la contabilidad de un organismo carente
de crédito.
La FFC huele muy mal. Huele a chamusquina. Que es ese olor a
sospecha de que los libros de contabilidad están
adulterados. Que no registran la verdad de las entradas y
salidas de los dineros que la federación viene recibiendo
del Ayuntamiento, desde hace años.
La Federación de Fútbol de Ceuta se sostiene muy bien
económicamente, incluso en los tiempos que corren, gracias a
las ayudas del Gobierno presidido por Juan Vivas y a
las procedentes de la Federación Española de Fútbol. Así lo
ha reconocido Antonio García Gaona, presidente, en una
entrevista.
Pero García Gaona sigue negándose a que la linterna de la
claridad entre en sus libros de contabilidad para que
sepamos si ha habido apropiación indebida de dineros
públicos. Se resiste, contra viento y marea, a que los
ceutíes sean informados de que durante muchos años las
cuentas del organismo federativo se han llevado como las del
Gran Capitán. Debido a que él, García Gaona, no sólo era
discípulo aventajado del anterior presidente, sino que
también vio en el cargo una forma de beneficiarse.
Beneficios que son incompatibles en el caso que nos ocupa. Y
habría que preguntarle a quien corresponda en el Instituto
Ceutí de Deportes si un presidente de la federación puede
facturarle a los equipos de la ciudad. E Incluso habría que
preguntar también a los miembros del ICD, que pueden haberse
reunido ya cuando salga esta columna, si las elecciones para
elegir a los miembros de la Asamblea de la Federación de
Fútbol de Ceuta, fueron limpias. Carentes de trucos de tres
al cuarto para que sus actuales dirigentes sigan yendo muy a
gustito en el machito de la comodidad en todos los sentidos.
Esto es, disfrutando de viajes, de negocios y de situaciones
que redunden en su beneficio.
He hablado con alguien que forma parte de los miembros del
ICD que tienen que dilucidar si ha habido o no pucherazo en
las elecciones celebradas en la federación para elegir a los
miembros de la Asamblea, y me ha dicho que actuarán con
rectitud. Sin dejarse llevar por los consejos del presidente
de la Ciudad. El cual siente verdadera predilección por
Antonio García Gaona. Ya que en él ve la sombra alargada del
anterior presidente. Persona a la que Juan Vivas tenía en la
más alta estima. Porque sus valores estaban en consonancia
con los suyos. Y ante eso, me temo lo peor. Así como suena.
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