“Constante”. Así es como definen desde la Empresa de
Alumbrado el robo de materiales eléctricos y elementos del
alumbrado público por toda la ciudad. Entre los objetos
sustraídos hay bombillas de bajo consumo, cables o tapas de
farolas. Estas últimas, en el caso de las de hierro forjado,
son muy difíciles de reponer, pues hay que mandar
fabricarlas. Como medida de seguridad provisional, se
colocan tapas de chapa pintada. Sólo en el Chorrillo, por
ejemplo, se gastan 400 euros mensuales.
El problema de los robos de material de obra y de elementos
del mobiliario urbano, del que este diario se hizo eco por
última vez el pasado 29 de mayo, es una “constante”. Así lo
describen desde la Empresa de Alumbrado, pues según relata
uno de sus técnicos, Miguel Álvarez, se sustraen desde
bombillas hasta cables y tapas de las farolas.
En el caso de estas últimas, cuando se trata de las
‘Fernandinas’, de estilo clásico y hierro forjado, la
reposición es más difícil, pues hay que mandar hacerlas al
fabricante. Para mantener de forma provisional la seguridad,
se colocan, explica, tapas de chapa pintadas.
Las bombillas de bajo consumo en farolas que son accesibles
son otros de los materiales que más se roban y ha habido
épocas en las que el cable era el material preferido por los
cacos. La empresa de Alumbrado “controla” las zonas y los
momentos en los que con más frecuencia se dan estos casos,
según Álvarez, en vacaciones, por ejemplo. “En el
desdoblamiento a veces les da por destrozar los proyectores
del suelo y sólo en el Chorrillo el presupuesto mensual en
reposiciones es de 400 euros”, lamenta.
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