La senadora por Ceuta del Partido Popular, Luz Elena Sanín,
participa mañana lunes en la sesión correspondiente de la
Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa, como miembro
de la delegación española para intervenir en la Comisión de
Igualdad. La parlamentaria ceutí, basará su intervención en
plantear que hay que tender a la igualdad real entre hombres
y mujeres ya que, en la actualidad, no solo no existe sino
que está muy lejos de alcanzarse.
La senadora por Ceuta del Partido Popular, Luz Elena Sanín,
viaja esta tarde desde Málaga a París ya que mañana lunes ha
de participar en la sesión correspondiente de la Asamblea
parlamentaria del Consejo de Europa, como miembro de la
delegación española para intervenir en la Comisión de
Igualdad.
La parlamentaria ceutí, basará su intervención en plantear
que hay que tender a la igualdad real entre hombres y
mujeres ya que, en la actualidad, no solo no existe sino que
está muy lejos de alcanzarse. Y para desarrollar su
argumentario, se basará en una serie de cuestiones
constatables como las limitaciones que impiden a las mujeres
alcanzar esa equiparación con los varones, como que los
embarazos suponen un problema y un veto a nivel laboral que
no hace posible el desarrollo integral de la mujer, así como
el hecho de que los grandes puestos en los altos cargos de
empresas de todo tipo, están aún muy lejos de ser alcanzados
por las mujeres, ya que el gran porcentaje de los mismos los
ocupan los hombres.
Para Luz Elena Sanín, “no hay una verdadera conciencia
social en este ámbito, donde se exigen idénticas
oportunidades, planteando que diversas circunstancias no
tengan que incidir para menoscabar los derechos femeninos”.
En opinión de la parlamentaria, uno de los grandes objetivos
del milenio es esta igualdad por la que se lucha en la
actualidad y que figura como un logro a conseguir.
Los términos de la intervención
La senadora hará un planteamiento en los siguientes
términos: “La igualdad entre hombres y mujeres, uno de los
principales objetivos del milenio, lejos de alcanzarse hasta
tanto en cuanto los hombres y mujeres no tengan las mismas
oportunidades para acceder en igualdad de condiciones a
cualquier cargo público o privado y, como no, para acceder
en igualdad de condiciones al trabajo, a la educación, a la
sanidad pública, a la cultura o al deporte”.
Exige en reconocimiento
La parlamentaria en su intervención ante el Consejo de
Europa se referirá también a un hecho: la situación de
muchas mujeres en desamparo. “Hay cientos de mujeres en el
mundo -dirá Luz Elena Sanín-, que no han tenido acceso a la
educación, que no saben leer o escribir y que vienen
desarrollando una actividad doméstica o agrícola sin el
reconocimiento de la sociedad ni de los Estados a los que
pertenecen; por ende, sin ningún derecho que les permita su
visualización y el libre desarrollo de su personalidad”.
La discriminación
Luz Elena Sanín señalará que “cierto es que el Consejo de
Europa está trabajando junto con otras organizaciones como
“un woman”, una plataforma fundamental para seguir avanzando
en la lucha por la consecución de la igualdad real de
oportunidades entre hombres y mujeres en todo el mundo.
La discriminación salarial, la trata de mujeres y niñas con
fines de explotación sexual o laboral, la violencia contra
las mujeres o las traba impuestas para acceder en igualdad
de condiciones a puestos de dirección, son todavía algunos
de los problemas concretos que atentan contra el objetivo de
igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres; y es
precisamente contra ello -especifica la senadora en su
argumentario-, que debe seguir trabajando el Consejo de
Europa”.
La civilización y la integración
Alude Sanín Naranjo a una frase referida a la
intercomunicación entre civilización e integración: “Puede
juzgarse el grado de civilización de un pueblo por el grado
de integración en él, de las mujeres...”
Y en este sentido, la política ceutí, desarrolla su discurso
con el siguiente enfoque: “No podemos permitir que una mujer
sea discriminada por el hecho de serlo, ni permitir que
reciba por esa razón, un salario inferior al que recibe el
hombre por la misma actividad. El Consejo de Europa y los
Estados miembros, han de seguir trabajando para que no haya
una sola mujer discriminada por el hecho de serlo; se ha de
poner en valor, el trabajo en el hogar de las amas de casa y
de las mujeres del campo reconociéndoles un salario mínimo y
con ello, el acceso a la Seguridad Social y acercar a ellas
una educación universal y el acceso a la sanidad pública”.
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