Nadie podrá jamás acusar a esta
escribidora de “ser de izquierdas” y menos aún de simpatizar
con los postulados del PSOE de Rubalcaba. Ahora bien,
mantengo hoy idéntica postura a la mantenida en los casi dos
años que dura mi trayectoria ceutí, en los que no he dudado
en continuar firme en mis ideas y postulados “neocon” que en
la Historia corresponderían a la derecha de Calvo -Sotelo.
Pero las querencias ideológicas no pueden desvirtuar ni la
objetividad ni el sentido común y menos aún ser capaz de
racanear el mérito a quien lo tiene. Así, en el trascurso
del tiempo y desde incluso antes de las Municipales se
pudieron definir con claridad dos formas de hacer oposición:
la antisistema de Coalición Caballas que parecía alardear de
no aparecer en ningún acto institucional ni protocolario y
el modelo de socialdemocracia impartido por José Antonio
Carracao, siempre en primera fila de la actualidad
representando a sus votantes.
En cualquier acto, evento, convocatoria, festividad civil,
militar o religiosa, imposición de distinciones,
celebraciones de todo tipo, desfiles y procesiones, el
representante del socialismo ceutí ha hecho presencia
formando parte inalterable del paisaje político de la ciudad
de Ceuta. Y cumpliendo con su obligación cómo personaje
público. Tarea esta que siempre ha tenido su continuación en
los Plenos de la Asamblea en los que siempre ha
aparecido-comparecido con los deberes hechos y sin afán de
protagonizar-polemizar ni de sobreactuar ante las cámaras.
¿Y alguien recuerda una intervención del socialista que haya
sido intempestiva, grosera, ofensiva, insultante o
merecedora de provocar polémicas estériles? Jamás. El
socialista sabe discrepar sin zaherir y oponerse sin faltar
al respeto, tal vez porque piensa que “las moscas se cazan
mejor con miel que a cañonazos” de ahí que haga fructificar
muchas de sus propuestas con el mérito de no perder jamás el
buen tono.
Pero también es lógico que “no se puede caer siempre bien a
todo el mundo” y a cualquier político le pueden llover las
críticas en cualquier momento desde los lugares más
inauditos, pero el hecho de que se tenga que joder y
aguantar el chaparrón no significa que no pueda responder,
porque el derecho de réplica existe en todo momento y ante
cualquier circunstancia. Aunque en el caso de Carracao que
es un tipo transparente, acusarle de defender intereses
bastardos es algo que cae dentro de la maledicencia y tal
vez muchos desconozcan una faceta del socialista que otros
hemos podido comprobar y es su simbólico papel de “gabinete
de crisis” al que acuden ciudadanos para exponerle problemas
que les agobian y para pedirle ayuda. De hecho, si en Ceuta
existiera un Defensor del Pueblo cómo en Andalucía e incluso
en Málaga en la figura de Defensor del Ciudadano, un
Defensor que no fuera “un amigacho” ni “uno con el que se
tiene un compromiso” en plan “¿Y de lo mío qué?” los
ciudadanos no tendrían necesidad de alargarse en busca de
Carracao para exponerle sus cuitas . Y acuden con todo tipo
de asuntos, el último que yo conozca un feo tema de
urbanismo del que ha sido víctima un matrimonio de
profesionales. ¿Y ustedes saben lo importante que es decir
“Vete en busca de Carracao y que te ayude”? Por cercanía,
por humanidad, por sensibilidad, por la merecida fama de “no
casarse con nadie”. Y es ese prestigio conseguido con hechos
reales lo que le blinda contra las salpicaduras de la
envidia y de las pequeñas infamias. Así dice el Oráculo:
Carracao, que jodan a tus detractores.
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