Los camareros tienen un olfato
especial para detectar a los genios, a los locos y a los
pufistas. Hay un camarero, con quien suelo conversar muy a
menudo, que, además, debido a que siente gran apetencia de
conocimientos, tiene la buena costumbre de leer muchísimo. Y
con provecho.
El camarero al que me refiero, se ha ganado el derecho a que
lo califique de amigo; pues durante años hemos ido
intercambiando comentarios que jamás me acarrearon problema
alguno. Prueba de que es persona fiable y poco dada a hacer
labor de correveidile. Cuando, por su situación, está
llamado a tratar con autoridades.
Hoy, nada más verme, lo primero que me ha dicho, mi amigo el
camarero, con cierto retintín, es si a mí me gusta El Rocío.
Y le he dicho que no. Que nunca sentí yo el deseo de
compartir con los almonteños esa pasión por la Señora y por
cuanto significa hacer el camino. Si bien tienen mis
respetos cuantos acuden a esa romería para realizarse en
todos los sentidos que la condición de romeros les permita.
¿Te imaginas, Manolo -porque hace tiempo que
decidimos no ustearnos-, a Juan Vivas y Yolanda
Bel bailando por sevillanas ante las embelesadas miradas
de los componentes de la Hermandad del Rocío de Ceuta? –dice
mi amigo.
Mi respuesta es que no. Que no me imagino yo a Vivas
bailando por sevillanas. Ni con Bel ni con nadie. Y remato
mi respuesta con la siguiente revolera: amén de que para
bailar sevillanas en el Rocío hay que viajar hasta allí. Y
no creo que estén los tiempos para que las autoridades se
dejen ver por aquellas tierras de Onuba.
Mi amigo el camarero, tras ponerle yo el toro en suerte, me
asegura que las autoridades locales han estado en El Rocío.
Que han ido para postrarse ante la Blanca Paloma. Con el fin
de pedirle a la Señora por la recuperación de España: la
España que anda a merced de lo que decida una calvinista que
nos tiene manía; debido a que la señora Merkel está
convencida de que los españoles nos pasamos la vida
divirtiéndonos y con pocas ganas de doblar el espinazo. Lo
cual no deja de ser una mentira como un templo, ¿o no?
-Bueno, si es así, como tú dices, que tanto Vivas como Bel
han decidido sacrificar el descanso dominical, que tan
merecido lo tienen, tras el duro trajinar diario, para
viajar hasta la aldea e invocar a la Señora de los
almonteños, creo que el hecho es merecedor de parabienes. De
reconocimiento a una forma de actuar tan exigente en
sacrificios. Ahí es nada tener que desplazarse hasta Huelva
cuando el calor empieza a apretar de lo lindo y donde el
polvo de la aldea es insoportable.
Mira, Manolo, vuelve a coger las riendas de la conversación
mi amigo el camarero. En El Rocío, y tú deberías saberlo,
también se hacen negocios y se afianzan amistades. Lo que te
digo es tan antiguo como que data de los comienzos de una
romería a la cual los riquitos de Madrid pusieron de moda en
todos los sentidos. Y no está nada mal sacrificarse, a
veces, por el bien de Ceuta.
Por cierto, intervengo yo, mañana, hoy para ustedes, José
Antonio Carracao preguntará en el pleno por los
alquileres de unos locales municipales a un amigo del
presidente de la Ciudad. Lo que no sé es si el amigo del
presidente estuvo también en El Rocío. Pidiendo por España.
Faltaría más.
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