Los alrededores de la Planta de Transferencia del Hacho
están plagados de vertidos, algunos de los cuales proceden
de los asentamientos que los imigrantes realizan en la zona.
Aunque la presión de quienes intentan colarse en las
instalaciones para subirse a un camión con destino a la
Península ha bajado, todavía hay extranjeros, en su mayoría
magrebíes que se identifican como argelinos, que acampan o
pasan el día en las inmediaciones con este fin. Plásticos y
basuras suponen un peligro en esta zona de bosque y monte
bajo cuando se aproxima la época de riesgo de incendios
forestales. La Ciudad dice que enviará brigadas de limpieza.
La situación en las zonas de monte cercanas a la Planta de
Transferencia de Residuos del Hacho es ahora mucho más
tranquila que hace un año, cuando abundaban los campamentos
de subsaharianos que trataban de colarse en los camiones. No
obstante, la presencia de inmigrantes en la zona continúa y
sus acampadas generan muchos de los residuos que se acumulan
en esta zona boscosa y de monte bajo, y que resultan
peligrosos cuando se acerca la temporada de riesgo de
incendios forestales.
Tal como ha podido comprobar este diario, esparcida por el
monte en esta zona hay gran cantidad de basura, entre otras
cosas, plásticos y otros elementos inflamables. Además, en
una zona con una construcción antigua hay colchones y las
paredes aparecen quemadas.
A los residuos generados por estos campamentos, dispuestos
para ‘vigilar’ la Planta de Transferencia y esperar el
momento idóneo para colarse en los camiones, se suman otros
que, junto con la hojarasca y el matorral secos constituyen
auténticos ‘puntos calientes’ en esta importante zona verde.
En cuanto a la presencia de inmigrantes en las inmediaciones
de la planta gestionada por Urbaser, en la actualidad y
según corroboran tanto los responsables de la empresa como
de la Guardia Civil, es mucho menor que el año pasado por
estas fechas. La presión entonces era tal en la planta de
transferencia de basura -con auténticas “avalanchas” de
subsaharianos que trataban de subirse a alguno de los
vehículos y contenedores con destino a la península-, que a
finales de abril desembocó en la detención de siete de ellos
en una sola actuación de la Guardia Civil.
Sin embargo hoy la mayoría de los inmigrantes que merodean
en la zona con intención de colarse en las instalaciones son
magrebíes, ciudadanos que por lo general dicen ser
argelinos, aunque pueda tratarse de marroquíes, para evitar
su expulsión.
El problema se solventó con medidas como la instalación de
cámaras, un total de ocho, y la presencia de vigilantes de
seguridad, medidas que se complementan con las rondas que
realiza la Guardia Civil. De hecho, tal como explican en la
planta, el contenedor que esté listo para su carga se deja
justo debajo de una de estas cámaras para controlarlo hasta
el momento en que se coloca en el camión. El pasado año
hubo, recuerdan, momentos de gran tensión pues los
inmigrantes se “encaraban” a los trabajadores pero ahora se
“corre la voz” de estas medidas y los intentos son muchos
menos.
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Defensa pide la “colaboración” de la Ciudad para mantener
limpio el bosque en el entorno del CETI
El general jefe de la
Subinspección General Sur del Ejército (SUIGESUR) Juan
Bautista Sánchez, señaló ayer respecto a la labor de
erradicación del chabolismo en el entorno del Centro de
Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), que están “muy
contentos” por que la Delegación del Gobierno “colabora muy
positivamente en esto”. Según Sánchez, la institución “ha
facilitado todo para que se pueda regularizar la situación”
en los terrenos que estaban ocupados por estos
asentamientos, la mayoría, propiedad de Defensa. El jefe de
la Suigesur aseguró asimismo saber que se está desarrollando
una “campaña informativa entre la gente alojada en el CETI
para que no se repita esta situación”. “Lo que sí es cierto
es que necesitaríamos un poco de apoyo también de la Ciudad
para la recogida de las basuras que se generan porque es
interés de todos mantener nuestro bosque, el medio ambiente,
en condiciones”, apostilló. Sánchez explicó por último que
se hacen “rondas” periódicas por la zona afectada para
comprobar que no se reproducen los casos y “retirar lo que
se puede”, porque el Ejército “tampoco tiene muchos medios
para estas cosas”, indicó.
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