Me venía a decir, he sido capaz de más sentimientos que el
de la simple resignación ante la injusticia. Me he rebelado
contra la injusticia. Y valgo más que la armonía de mi
físico, que la suavidad de mis pechos y de mi vientre y que
la llamarada de mi espalda”, África en “El Desencuentro”, de
Fernando Schwartz, no es más que la realidad de una vida
marcada por la perennidad de seguir inculcando el horror de
la imposición del patriarcado, el machismo, la intolerancia
y la homofobia a la pluralidad, diversidad y libertad de
quienes quieren seguir ejerciendo el control de la moral en
nombre de Dios y de una ideología conservadora que ahora,
están encontrado la vía de la permisividad y protección.
¿Ejercer el control en nombre de la moral? No, gracias, ésta
no tiene dueño, salvo la vida. Una vida que no puede estar
delimitada por el estilo del PP. ¿Acaso no es cómplice de
permitir en el VI Congreso Mundial de Familias que se digan
cosas como la ideología de género y las teorías queer y
ciborg atentan contra la naturaleza de la persona, la
incomprensión a reasignación de sexo, la manipulación de
embriones, la reproducción asistida, o la virtud de la
castidad y el sacramento del matrimonio, la autenticidad de
la mujer cuando redescubre la vida en el hogar, las
soluciones al comportamiento homosexual o el coste social de
la pornografía? Es imposible que digan que no cuando algunos
de los protagonistas han sido Jaime Mayor Oreja, Rocco
Buttiglione o David Pérez, alcalde de Alcorcón. Por tanto,
es evidente la política que quiere ejercer el Gobierno de
Rajoy, el mismo que no dudó en proyectar de una manera
“inconsciente o consciente” su propio pensamiento en el
debate contra Rubalcaba cuando dijo eso de “las mujeres
llevan la casa” y que como si de un error de formas fuera,
ha terminado convirtiéndose en una realidad ideológica
impuesta y disfrazada por la excusa de la crisis.
“Detrás de cualquier hombre siempre hay una madre”, una de
las frases más aplaudidas este fin de semana y sin entrar en
detalles sobre la misma, me pregunto yo ¿cuándo dejarán de
utilizar detrás o delante y comenzarán a concienciarse y a
creer en la palabra igualdad? Sinceramente no lo sé, ni creo
que lo hagan, por eso tengo la duda de lo que pasará en el
próximo pleno de nuestra Ciudad, que aun aprobando y
apoyando dos de nuestras propuestas, ¿podrán llevarlas a
cabo? ¿Cómo empatizar con el colectivo LGTB si tienen
recurrido el matrimonio igualitario y eliminan la
posibilidad de hablar de homofobia en las escuelas? ¿Qué
inventarán para compaginar un pacto de empleo femenino con
su concepción sobre el papel de ellas en la familia si luego
permiten algunos comentarios, también de Wert, Gallardón o
Arenas? Sinceramente no lo sé, pero me entristece pensar que
mientras Europa exige avanzar en el camino de la igualdad,
España retroceda en derechos y valores, porque si de algo
estoy segura, la vida “a mi manera”.
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