Dependiendo del status social de
cada persona, se posee una determinada clase de perros. De
igual forma, que en cada pueblo o ciudad tienen los suyos
con pedigrí o no, por aquello de que “por dinero baila el
perro y por pan y algo más también”.
Quede claro, antes de proseguir, que no voy a escribir de lo
mucho que me enseñó mi perro de la raza Yorkshire a cambio
de nada, sino que lo haré de otras clases de perros
sarnosos, porque haberlos los hay por todos los rincones del
universo.
Perros, que demuestran la fuerza de sus costumbres, y al
estar orientados en ese ambiente tan peculiar, prefieren una
alimentación a base de pasta untada con manteca, para
saborearla llegado el momento en bancos de distinguidos
paraísos, como pueden ser los existentes en Suiza y en
Gibraltar, etc.
A pesar de que estos perros aparentan ejemplaridad y bien,
tienen más babas que los caracoles boyunos, siendo todos muy
similares en cuando a actitudes depredadoras. Aunque
dependiendo de su raza y rol, desempeñan cada uno de ellos
una determinada y específica función.
Se dice, que “el perro ladrador es poco mordedor”, pero al
que hay que tener controlado es al rabioso. Como les ocurre
a varios perros que conozco, cuando sacan pecho y
exteriorizan que son los más machos de sus jaurías perrunas.
Caminan a sus anchas, son intocables y disfrutan de toda
clase de privilegios, llevando siempre a su alrededor a
bastantes perros de compañía. Intentan aparentar disfrazados
de corderitos que son nobles, pero sus subterráneas
condiciones los delatan.
Son falderos, conejeros y están bien amaestrados para
realizar acciones de cualquier grado y dolo. Por lo tanto,
al tener mucho poder, a los perros de compañía no se les
ocurre quitarles el papeo a lo líderes de sus perreras,
conformándose con las migajas y con el pirriaque peleón
embasado en tetrabrik.
Un pastor alemán que crié al que le puse de nombre: ‘Como
tú’, cuando creció ni me conocía cuando le daba de comer.
Aunque normalmente me avisaba enseñándome los colmillos y en
esos momentos no se me ocurría ni acercarme.
En cierta ocasión, una amiga se aproximó para acariciarle y
las pasó fatal. Afortunadamente el perro atendió a mi voz y
sólo fue un pequeño mordisco con el consiguiente susto y
pánico, al ir a por ella como una verdadera fiera
enloquecida.
A raíz de aquello, por precaución, me vacuné contra la
rabia, aunque desconozco el tiempo que dura su efecto. No
obstante, tendré que acudir al Servicio de Salud para que me
hagan las pruebas por si no estoy inmune. Porque hay que
estar protegido ya que ciertos perros son muy traicioneros,
y se desconoce cuándo te van atacar a la yugular, al
utilizar siempre el poder a su alcance.
Es sabido, según los diferentes estudios realizados en
universidades prestigiosas, que los perros peligrosos no
entienden de leyes y se las saltan a la torera marcando sus
territorios. Tanto es así, que si alguien no les suelta la
gallina, les mandan a los perros mensajeros. Y,
posteriormente, a sus dóberman guardianes, para que hagan el
trabajo sucio hasta con nocturnidad, ensañamiento y
alevosía. Así que, hay que estar alerta, siempre alerta, muy
alerta porque a la menor oportunidad te aniquilan.
Existen otras muchísimas clases de perros más como los
coreadores, que son utilizados por sus pastores, ovejeros y
cabreros, para dirigir al ganado por la vereda que a ellos
les interesa. Y si alguien pierde el rumbo, se lo encauzan
de mil y una formas para que no se separe nunca de la
manada.
También están los perros de encarbo, que son los que
rastrean y levantan la pieza. A estos últimos los sustituyen
los perros cobradores, que tienen la habilidad de llevar a
su amo el animal o pájaro que ha caído de uno o varios
zarpazos.
Los perros cobradores, están siempre vigilantes para no ser
sorprendidos por los perros quitadores, que tienen asignado
un plus extra si despluman la caza de otros llevándoselas a
sus jaurías.
Cuando los perros líderes de sus perreras pierden el poder
hegemónico, se marchan con las perras a otra parte, si es
que las perras no se las llevaron ya antes sus perros
correos, para ponerlas a buen recaudo.
Siendo evidente, que la mayoría de estos perros, deban tener
todas sus perras muy bien atadas con collares apropiados;
habiéndose asesorado con suficiente tiempo de antelación a
través de sus perros de ayuda, que son los que les socorren
y protegen ante cualquier adversidad, porque en cualquier
momento, puede saltar la liebre y quedarse las perras al
descubierto.
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