Las razones que hacen de ‘Educación para la Ciudadanía’ la
asignatura más conflictiva para la opinión pública desde su
aprobación por Ley Orgánica en abril de 2006 acaban de
volver a situarla bajo los focos mediáticos, tras las
modificaciones anunciadas en su contenido por el Ministro de
Educación, José Ignacio Wert, la semana pasada. El objetivo
del ministro al plantear los cambios en la asignatura busca
la eliminación de “cuestiones controvertidas y susceptibles
de adoctrinamiento ideológico”, según anunció Wert esta
semana en declaraciones recogidas por su gabinete de prensa.
En concreto, las modificaciones propuestas para la
asignatura, a la que se le cambiará el nombre por ‘Educación
Cívica y constitucional’, pasan por eliminar la referencia a
la homosexualidad o eludir pasajes referentes a riqueza y
pobreza dentro del capítulo de desigualdades. Del mismo modo
se tratarán conflictos del mundo como terrorismo o fanatismo
religioso, que antes no se estudiaban, e incluye la
iniciativa económica privada dentro de la dimensión
económica de la sociedad humana. Mientras las Autonomías
entraban en debate sobre estos cambios el pasado jueves (La
Comunidad de Madrid llegó a decir que prefería eliminar la
asignatura del temario), Ceuta y Melilla ‘acatan’ las
decisiones del Ministerio, ya que no tienen voz ni voto en
las conferencias sectoriales de Educación.
“El contenido polémico de la materia es secundario”, afirma
un profesor del IES Siete Colinas que prefiere mantener su
anonimato, algo que sí denota en definitiva lo ‘especial’ de
la materia. Y es que, si bien considera la asignatura como
una materia “positiva” y que “debe existir” dentro del
temario, la forma de impartirla varía mucho en su opinión
dependiendo del profesor y el manual que se elija a la hora
de dar clase.
“No veo justo que los contenidos se cambien según un
gobierno u otro porque la asignatura está enfocada a la vida
en democracia y trata contenidos como la tolerancia, los
derechos humanos, los deberes dentro de la sociedad y lo que
nos ha costado llegar hasta aquí. Muchos de los estudiantes,
pese a tratar esto en historia no son conscientes de que en
cualquier momento podemos perderlos”, afirma el profesor,
que ha impartido la materia en varios centros a lo largo de
los últimos tres años y reconoce que en algunas aulas había
temas que “no se podían tratar”. En la misma línea se
pronuncia otro docente, en este caso desde el IES Almina,
que considera que la polémica roza lo absurdo: “No veo
ningún contenido ofensivo si se trata con respeto, aunque sí
es cierto que depende mucho del libro. En los años que llevo
impartiendo la materia no he tenido ningún problema excepto
el de un padre que llegó diciendo al colegio que no se podía
decir que Franco hubiera sido un dictador”, recuerda.
“Hagan los cambios que hagan, habrá padres que mostrarán su
desacuerdo con la nueva asignatura tal y como sucedió cuando
ésta entró en funcionamiento”, dice.
En cualquier caso, los docentes apoyan la continuidad de la
mediática ‘EpC’, ya que es una de las pocas materias que
sirve para generar debates en clase y potenciar la capacidad
de diálogo y argumentación de los alumnos, si bien uno de
ellos opina que debería impartirse en 3º de la ESO, en vez
de 2º, por ser los estudiantes algo más maduros para opinar.
“El instituto no debe servir únicamente para adquirir
conocimientos, sino también aptitudes, por lo que en esta
asignatura no importa tanto el contenido como la práctica”,
afirma el tutor del Siete Colinas.
Por su parte, una orientadora de Educación Secundaria en la
ciudad afirma que contenidos “peliagudos” como puede llegar
a ser aún hoy la homosexualidad, no dejarán en definitiva de
tratarse aunque salgan de EpC, puesto que también están
incluidos en optativas como psicología, donde se tratan
temas de sexualidad.
“Hay tantas cosas que mejorar en la Educación que no
entiendo que se ataque a una asignatura tan enfocada a la
defensa de la democracia”, opina.
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