Como poco inusual, el que el Director Territorial convoque
una reunión con los Sindicatos y el Gerente no se digne en
hacer acto de presencia, seguramente porque, desde el
principio chocó con los representantes sindicales, pero ¿con
quien o quienes no ha chocado el nuevo Gerente? Desde luego
aterrizar en un puesto con aires de “estar en posesión de la
verdad” y con ademanes displicentes no es la manera más
directa de hacerse popular. Y “cuando el río suena, agua
lleva”, tras el encontronazo con los sindicatos, la dimisión
de dos profesionales excelentes y el movimiento de todo el
personal para solidarizarse con ellos. El desencuentro y la
falta absoluta de conexión son claramente costatables y el
riesgo es que la elección de este Gerente a quien las malas
lenguas y los supersticiosos consideran “gafe”, pueda
“salpicar hacia arriba” cómo las cafeteras cuando explotan y
que la rociada pueda alcanzar a quienes han elegido de buena
fe y desconocedores sin duda de los modos y las formas de
este cargo del que se comenta que, gracias a Dios que tan
sólo es Gerente y no neurocirujano jefe porque de ser así
estaría tan sobrado que el resto de los ciudadanos no
cabríamos en Ceuta.
Pero la ventaja de las decisiones erróneas y de los
nombramientos que acaban por no satisfacer las expectativas
es, cómo se diría en castellano antiguo, que siempre se está
a tiempo de “desfacer el entuerto” y colocar al personaje en
otro lugar donde resulte menos irritante. Porque lo que no
es de recibo es mantenerle en un puesto frente al rechazo de
“todos” ya que es muy difícil que “todo el mundo esté
equivocado”. Y menos aún Milagros Corrales y Juan Carlos
Mata cuya dimisión debería ser bastante cómo para
reconsiderar en profundidad los motivos que han llevado a
dos grandes profesionales a tener que marcharse, sin duda
amargados. ¡Ay los políticos y sus decisiones!
La pregunta es ¿Por qué lo consiente el director
territorial? Esa es la cuestión y es la realidad que haría
necesaria una nota aclaratoria en la que explique las
razones de blindar al Gerente en el cargo, lo que no puede
es optar por una especie de silencio solapado que le hace
cómplice, sin duda sin quererlo, de la impopularidad del
otro. Precisamente cuando va a viajar a Madrid donde acabará
llegando el rumor de descontento porque en estos tiempos y
con la red las noticias vuelan y la gente se despacha en los
foros. ¿Que alegará el director territorial en su descargo?
Será muy curioso escucharle fundamentar sus razones ante los
hechos y esperemos que los fundamentos estén bien motivados
porque si no va a quedar como “el faraón de Camas en una
tarde de espantá” y ya saben a lo que me refiero cuando digo
que van a llover las almohadillas.
Tal vez lo primero que se espera es que hagan reconsiderar
su postura a los dimisionarios, contenten a los firmantes en
su apoyo y ofrezcan alguna alternativa curiosa e
imaginativa, de esas que pregonan una especie de “resplandor
mental” por lo novedoso y porque no se le haya ocurrido a
nadie antes. ¿Ejemplo? Invitar al Gerente a dimitir y si es
una cuestión “de compromiso” buscarle acomodo en otra parte,
ya saben, por no quedar mal. Pero esto chirría y hay que
buscarle “la solución imaginativa” porque “esto” no es el
famoso “cambio” en el que teníamos puestas nuestra
esperanza, sino un “más de lo mismo” e “idem de idem” y no
estamos en la Junta de Andalucía sino en Ceuta donde la
mayoría hace que quienes dirigen el cotarro tengan
precisamente una mayor responsabilidad moral en todos los
aspectos y en todos los campos.
El pueblo soberano no suele equivocarse cuando se trata de
democracia participativa y en el Ingesa, personal y
sindicatos representan a ese pueblo y si se oponen a algo o
a alguien es mala cosa imponerlo.
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