Es sabido que el tema de la
proliferación de edificaciones ilegales preocupa y mucho a
la ciudadanía. Sobre todo la gente se pregunta cómo se traga
el que se pueda sancionar a un tipo porque haga una
habitación en su casa si le da la gana, mientras se deja sin
castigar cualquier edificación ilegal en zona verde o no
urbanizable. Ya que se ha venido permitiendo que se
construya teniendo menos licencias que un chanquete.
Así, el anuncio por parte del Portavoz Guillermo Martínez
Arcas sobre dos demoliciones que, al parecer fueron tratadas
en el Consejo de Gobierno, exigía una avalancha de datos
añadidos y no la escueta mención a una edificación en el
Príncipe y otra en Virgen de África. De hecho había que
aclarar junto a “la noticia” todo lo que apareciera en los
respectivos expedientes en primer lugar en qué consistía la
ilegalidad, si en construir en zona verde o de equipamientos
o sencillamente no urbanizable o edificar sin ningún tipo de
licencia, si se informó a la fiscalía, si hay delito
urbanístico, si existe una sentencia firme, si se trató de
un procedimiento administrativo, las multas a pagar o en su
caso el embargo y la fecha en la que irrumpirán las
palas-excavadoras. Todos los extremos interesan, sobre todo
por el grado de saturación que padece el personal, harto de
ver crecer y multiplicarse a lo largo de los años las
construcciones ilegales ante la pasividad de las
administraciones.
¿Por qué? ¿Cómo? ¿Cuales fueron las causas de incoación del
expediente? ¿Y la fecha de la demolición? ¿Se ha abierto un
procedimiento judicial?
El Portavoz no ofreció datos concretos a preguntas de la
prensa y derivó a los medios de comunicación a la Consejería
de Fomento por desconocer los prolegómenos del asunto y eso
es algo extremadamente inusual en Guillermo Martínez que es
muy puntilloso tanto a la hora de exponer los puntos
tratados, cómo a la hora de responder a cualquier cuestión
que se le plantee.
En este caso los detalles esenciales han brillado por su
ausencia y eso ha hecho que se alcen algunas voces
dubitativas preguntándose si “las demoliciones son verdad” o
se trata de algún tipo de artimaña o maniobra “de despiste”
para acallar las voces críticas y para que el personal deje
de joder apostando por las fiscales Carmen o Sylvia como
futuribles y excelentes Fiscales de Medio Ambiente ya que
reunen todos los requisitos de preparación, eficacia y
extremo rigor que se necesitan para llevar hacia adelante
ese tipo de Fiscalía. Que por cierto existe en todas las
Audiencias menos en las de Ceuta y Melilla porque, al
depender de terceros, vamos un poco al ralentí.
Pero, con o sin Fiscal Medioambiental, el caso es que el
Portavoz nos dejó a oscuras y precisamente en un tema muy
polémico, que levanta muchas escoceduras, que pregona y
predica la existencia de agravios comparativos y que tiene a
los ciudadanos lo bastante soliviantados cómo para necesitar
una buena comparecencia explicativa y aclaratoria, con las
respuestas a punto y sin remisión a otros Consejeros, porque
ese viejo truco no vale.
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