A mí me puede caer bien una
persona aunque haya dado, y esté dando, muestras evidentes
de tener más cara que un elefante con paperas. Es lo que me
viene sucediendo desde hace ya sus años con Antonio
García Gaona. De quien llevo mucho escrito. A fin de
convencerle de que la Federación de Fútbol de Ceuta,
presidida por él, está necesitada de abrir puertas, ventanas
y cajones para cerciorarnos de que las presuntas
corrupciones que se le achacan al organismo carecen de
fundamentos. Aún no le he conseguido.
El que me caiga la mar de bien García Gaona, por ser
educado, amable, servicial y hasta buen encajador -pues así
se muestra conmigo-, no obsta para que muchas veces tenga la
sensación de que enfrente tengo a un tío con más cara que
espalda. Un posible impostor: debido a que se lo exige la
suerte de don Tancredo que viene realizando desde que
decidió entrar a formar parte del entramado federativo.
El presidente de la FFC ni se inmuta. Por más que se le
diga, una y mil veces, que el organismo presidido por él
está bajo permanente sospecha. Permanece inmóvil, subido al
pedestal de quien sabe que está protegido por los cuatro
costados. Pues conviene decir, cuanto antes, que pocas
personas, pero pocas, se hallan tan amparadas en esta
ciudad.
La protección con que cuenta García Gaona es mucha. Según he
podido ir conociendo de contrabando. Quizá verdades
difundidas por migajas; unas gotas aquí, otras gotas allá,
para que yo pudiera habituarme a saber del personaje, poco a
poco. Sin la brusquedad que lleva consigo saberlo todo de un
golpe.
Se me ha dicho de él, del presidente de la FFC, que aprendió
pronto, a la vera de su padrino en la federación, a
prestarle mucha atención a la Obra. La Obra, como bien
saben, es el Opus Dei. Lo que no sé, ni se me ocurrió
preguntar, es en calidad de qué. Yo lo veo más bien como
colaborador. Mas lo dicho no deja de ser un parecer mío… Sin
más.
Su afiliación política es manifiesta. Amén de que García
Gaona no se ha cortado nunca en declararse de derecha.
De derecha de toda la vida. Y cualquiera le habla mal del
Partido Popular. Es por ello, por defender la causa de los
populares, llegado el caso, por lo que es capaz de perder la
compostura. Que ya es difícil en él.
Su amistad con Juan Vivas es palmaria. Tan clara como
para pensar que son dos personas que se comprenden y se
entienden a las maravillas. Que se admiran. Que se respetan.
Y que la confianza es mutua. Y si García Gaona no está
ocupando cargo alguno en el Gobierno es porque a él le
apetece más continuar obrando en la Federación de Fútbol de
Ceuta de igual modo que su antecesor en la presidencia. Que
no deja de ser un trabajo de suma importancia. Ahí es nada
mantener bajo secreto de confesión las cuentas de un
estamento donde los libros de contabilidad han venido
sirviendo como objetos decorativos en las estanterías del
despacho presidencial.
Así, como ustedes comprenderán, ninguna extrañeza me produjo
a mí lo leído acerca de las elecciones a la Presidencia de
la FFC, celebradas el jueves pasado. Ni siquiera la
presencia de un notario, para que registrara lo que puede
ser un pucherazo, me sorprendió. En rigor: García Gaona, en
vista de que se ha tomado muy a pecho su ser como don
Tancredo, seguirá siendo educado, amable, encajador…
Caradura. Y a mí me seguirá cayendo bien. Vaya tela.
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