La elección a representantes en la Asamblea de la Federación
de Fútbol de Ceuta ha resultado un espectáculo esperpéntico.
El propio desarrollo de los acontecimientos, los
procedimientos utilizados, el talante en definitiva, ha
resultado bochornoso.
Bien es verdad que quien se encuentra en el poder y se
aferra a él como una lapa, es difícil de descabalgar cuando
utiliza métodos tan torticeros como Antonio García Gaona,
empeñado a mantenerse en el machito contra viento y marea.
Ha puesto a su disposición toda una parafernalia para
disfrazar unas elecciones con no poco tufo de corrupción. Y
lo peor del caso es que, cuando se quiere tapar tanto, por
algo será. Cuando alguien se empecina a achicar agua por
todos lados es que el cesto debe estar muy agujereado o hay
mucho por tapar.
Cuando unas elecciones no son limpias es inevitable pensar
mal. Y Antonio García Gaona ha puesto toda la “máquina” a
tope para defenestrar cualquier opción que pudiera tener su
oponente.
Nunca antes había sucedido nada igual. La presencia del
notario para dar fe del desaguisado, el comportamiento de
conductas serviles con la claudicación como bandera es mucho
más vergonzosa de lo que pudiera parecer.
En la Federación de Fútbol de Ceuta parece que se ha
instalado el “todo vale” como ese “todo a cien” de antaño en
los establecimientos. Y sin el menor rubor, las artimañas
han sido sonadas, con la manipulación por bandera.
Debe oler muy mal el asunto, es presumible que las
irregularidades campen por sus anchas cuando se utilizan,
con uso y abuso, estos manejos a los que asistimos ayer en
la Federación de Fútbol de Ceuta.
El juego limpio que tanto se propugna en el mundo del fútbol
y cuyo galardón en alguna ocasión ha correspondido a la
propia cantera de esta Federación de Fútbol en compaticiones
nacionales, parece que no se ejerce desde los despachos,
donde parece prevalecer el sentido escatológico de sus
protagonistas.
Y como se trata de dinero, de mucho dinero, Gaona no está
por la labor de que nadie usurpe ocupar su “reino de
taifas”, porque se cree merecedor del derecho de pernada, de
ejercer el ordeno y mando y de manipular unas elecciones que
quiere ganar con las peores artes: sin sentido democrático
alguno.
Su oponente en estos lances, Florentino, impugnará
seguramente estas elecciones porque no está dispuesto a
llevarse las tortas y encima poner cara de tonto. Un
desenlace que trasciende del puro deporte y ensombrece el
discurrir de un procedimiento electoral que habría de ser
limpio, transparente y honesto. Como alguien dijo, Gaona
parece empeñado en demostrar aquél pensamiento de quien
señaló que lo único honesto, limpio y admirable en el mundo
del fútbol es el balón, y que todo lo demás, se pudre por
intereses de todo tipo.
El espectáculo de García Gaona y sus secuaces ayer, fue un
esperpento bochornoso, digno de cualquier sainete sacado de
alguna obra de los hermanos Alvarez Quintero. Lo peor del
caso, es que el asunto ni es una broma ni tampoco mueve a
risa. Simplemente se trata de una desvergüenza llevada al
grado superlativo.
Vivir para ver. De tanto ver fútbol, Gaona ha querido
meterle un gol a todos los que no están con él, pensando en
que quien no le ria la gracias está en su contra.
¡Qué no habrá en la Federación de Fútbol para actuar así
como en una república bananera! De vergüenza...Unas
elecciones que van a ser sonadas. Tiempo al tiempo.
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