La última vez que escribí sobre la
señora Bel, si no recuerdo mal, fue para dolerme de
su ingrata tarea como portavoz del Gobierno. Una tarea tan
fastidiosa como estresante y que bien podía, según mi
criterio, quebrantarla. A la señora Bel parecía no gustarle
que yo dijera, de vez en cuando, que su carrera política
podía resentirse si continuaba al frente de una portavocía
que le estaba causando desgastes variados. Desgastes que se
unían a una pérdida de frescura cuando se situaba ante unas
cámaras capaces de captar hasta las huellas más íntimas de
un mal sueño o de cualquier rifirrafe casero.
Un día, la señora Bel hizo unas declaraciones en las que
dijo, más o menos, que ella seguiría sacrificándose como
portavoz siempre y cuando se lo pidiera el presidente; es
decir, Juan Vivas. A quien admiraba como político y como ser
humano. Que es lo que se acostumbra a decir ahora.
La señora Bel respiró hondamente cuando le comunicaron que
dejaba de ser la portavoz del Gobierno. Lo supe de buena
tinta. Como de fuente fidedigna supe también que el
presidente había llegado a la conclusión de que dada la
categoría de YB no procedía mantenerla en un puesto donde
podría acabar siendo pavesa.
A partir de ese momento, o sea, desde que la señora Bel fue
retirada de esa tarea tan ingrata de tener que informar de
cuantas decisiones adoptase el Gobierno, volvió a lucir como
autoridad municipal, en un partido que presume de contar con
mujeres muy sobresalientes en la política activa.
En el último Congreso de los populares ceutíes, a Yolanda
Bel, mejorada en todos los sentidos, se le ha visto
entusiasmada con su protagonismo. El que le ha llevado a
convertirse en secretaria general de un partido que espera
muchísimo de ella. Y ella, que de tonta no tiene un pelo,
nos ha puesto al tanto de cuál será la máxima que todos los
militantes han de grabarse a fuego en la sesera: “Lo que
dice el presidente, bien dicho y decidido está”. En suma:
que donde hay patrón no manda marinero. Y que pobre al que
se le ocurra llevarle la contraria a su admirado JV.
Con semejante pensamiento, y sabiendo lo recia que es de
carácter la señora Bel, no creo que a nadie se le ocurra
llevarle la contraria. A no ser que esté dispuesto a pasar
al ostracismo en un amén. No olvidemos que los mandamases
populares –ceutíes- tienen la certeza de que en estos
momentos son imbatibles.
Todo lo dicho, hasta el momento, se me ha venido a la cabeza
tras leer las palabras que le ha dedicado la secretaria
general de los populares a Emilio Carreira. Por
cierto, el actual gerente de Acemsa ha hecho buena la frase
de José Camilo Cela: “En España, el que resiste
vence”.
Emilio Carreira podrá codearse ya con Márquez, Román,
Martínez, etcétera. No en vano ha sido nombrado
vicesecretario de Comunicación. Con cuyo cargo regresa a la
actividad pública, tras haber estado mucho tiempo esperando
su oportunidad para lucir, nuevamente, como encargado de
poner los puntos sobre las íes en según qué cuestiones.
Cuestiones en las que, hasta ahora, la voz de Aróstegui
ha prevalecido en el ambiente.
Con Carreira, servidor no se lleva ni bien ni mal. Que es la
mejor manera de decirles a ustedes que seguiré sus pasos con
el único interés de saber si está adocenado o con ganas de
pisar los terrenos de quienes siempre lo han tenido en su
punto de mira.
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