O al menos debiera volver, de
momento. Y digo eso de que “al menos”, porque tras otro
fracaso, por parte de los sindicatos en la huelga de ayer,
en la Enseñanza, no tardarán en montarse otro
“holgorio”-“jolgorio”, para ver si, a la tercera tienen más
clientela.
Y así pasó el día de ayer, en los centros de enseñanza, con
algunas ausencias, las de los sindicalistas y pocos más,
pero bastante para producir anomalías que lastran la marcha
del último mes del curso, que es cuando más se debería
aprovechar.
Ayer, en esta misma columna, decíamos que ya era la segunda,
en menos de medio año, que los sindicatos le endosaban al
Gobierno y a mí me gustaría que antes de los seis meses
hubieran tratado de montarle la tercera, pero por el cabreo
que les hubiera producido a los sindicatos que el propio
Gobierno hubiera “metido la tijera”, y de verdad, en las
subvenciones que les están proporcionando.
Así las cosas, lo he dicho, no me extraña el afán que tienen
los sindicatos en zurrarle, de verdad, al Gobierno, en todo
lo que haga, positivo o no, pero lo que sí me extraña y
mucho es la “memez” del Gobierno del PP que no se atreve a
dar el paso definitivo para ahorrarse muchos millones de
euros, en dinero tirado para que unos sindicatos
trasnochados vivan como el mismísimo Dios.
Llegados a esto habrá que preguntar al Gobierno del PP en
qué le está agradecido a los sindicatos para esos regalos.
El PP debiera saber, parece que lo ignora, que la única
forma que tiene, ha tenido y va a seguir teniendo de
gobernar es haber ganado unas elecciones con mayoría
absoluta. Todo lo que sea diferente, aunque gane las
elecciones, sin mayoría absoluta, no gobernará y por eso me
molesta que siga queriendo tener contentos a partidos y a
sindicatos que son sus mayores adversarios.
Hoy, de momento, habrá calma. Volverá la aparente
normalidad, se impartirán las clases como un día cualquiera
más y, desde aquí, a esperar el próximo conflicto, si es que
llega antes de que el curso haya concluido.
Y lo que no acabo de comprender es que se esté queriendo
hacer partícipes de este tipo de conflictos a personas
ajenas a los profesionales de la docencia, muy especialmente
a algunos padres que bastante tienen con velar por la
asistencia a clase y el máximo rendimiento de sus hijos en
las aulas.
Aquí, cada uno quiere sacar tajada, y la tajada principal no
está en apoyar en una huelga a unos sindicatos, la tajada
principal debió haber estado, siempre, en evitar las
frecuentes ausencias de las aulas, por parte de un elevado
número de alumnos, y evitar que problemas particulares, sean
o no de parte del profesorado, se vayan politizando más cada
día.
Y que nadie lo olvide, también la huelga de ayer tuvo su
“mijita” de politización, cuando, en teoría, a lo sumo
tendría que ser simple reivindicación por parte de quienes
no están de acuerdo con lo que hay, que dicho sea de paso,
en nada se diferencia de lo que había hace siete meses, y
entonces, para los sindicatos era válido.
Desde mi punto de vista, el principal problema que ha habido
desde que el PP llegó al Gobierno ha sido que éstos sí han
querido solucionar las deficiencias, han querido cortar por
lo sano y eso no lo pueden tolerar ni las izquierdas, ni
mucho menos los sindicatos de clase a los que lo único que
gusta son las algaradas callejeras y no la solución de los
problemas. Aquí está el problema que tendrá que solucionar
el PP.
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