Diez años de prisión son los que tendrá que cumplir Angel
José P.G., de 20 años, por el asesinato de su padrastro en
mayo de 2010, en la barriada de San Amaro. Le acuchilló con
un cuchillo jamonero de 23 centímetros de hoja mientras este
dormía, provocándole una herida que le causó la muerte por
shock hipovolémico. Los atenuantes de incapacidad volitiva y
de confesión espontánea ante la policía han sido apreciados
por la Sección VI de la Audiencia Provincial, tras el
veredicto de culpabilidad del jurado. La defensa pretende
que cumpla la pena impuesta en un centro penitenciario
psiquiátrico.
La defensa de Ángel José P.G., de 20 años, condenado a 10
años de prisión por el asesinato de su padrastro en mayo de
2010, en el conocido como crimen de San Amaro, anunció ayer
que recurrirá para que el joven cumpla su sentencia en un
centro penitenciario psiquiátrico.
El joven fue considerado por un jurado popular como culpable
de haber asesinado a su padrastro, Francisco José Forés, con
un cuchillo jamonero en la vivienda familiar en la que ambos
residían.
La sentencia que ha firmado el magistrado de la Sección VI
de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta, Jesús Carlos
Bastardés en base al veredicto del jurado ha considerado
como atenuante, en primer lugar, la disminución de la
capacidad mental del joven, que padece síndrome de Asperger.
En efecto, también la Fiscalía había rebajado la pena
inicial de 20 años de prisión a 15 entendiendo probada dicha
circunstancia. La nueva rebaja en la pena se produce
teniendo en cuenta el atenuante de confesión, ya que el
joven admitió los hechos ante los policías que le detuvieron
horas después del crimen y también en la primera declaración
judicial. Sin embargo no fue tan colaborador en la vista
oral en la Sección VI de la Audiencia Provincial, por lo que
el Ministerio Fiscal se opuso a que se considerase tal
atenuante. Finalmente, el magistrado accedió a ello.
Se da la circunstancia de que la sentencia fue dada a
conocer en la tarde-noche del lunes, aunque la defensa aún
no tenía notificación de la misma a mediodía de ayer, por lo
que se podría haber producido una disfunción en el proceso
de notificación del fallo del magistrado.
Los hechos se producían el día 26 de mayo de 2010, en el
domicilio familiar en la barriada de San Amaro.
Ángel José estuvo todo el día fuera de casa -su madre, su
padrastro y su hermano pequeño volvían ese mismo día después
de pasar una semana en la Romería de El Rocío- junto con un
amigo, al que en repetidas ocasiones le puso de manifiesto
su intención de matar a su padrastro.
De hecho, le llegó a preguntar si conocía a alguna persona
en la barriada Príncipe Alfonso que pudiera acceder a matar
por encargo. También, en un establecimiento de la Gran Vía,
la misma tarde del día 25 de mayo, intentó incoherentemente
comprar una pistola para perpetrar el asesinato. Finalmente,
en torno a las 03.15 horas de la madrugada ya del día 26 de
mayo, se introdujo subrepticiamente en la vivienda familiar.
En primer lugar fue a la cocina, donde se hizo con un
cuchillo jamonero de 23 centímetros de hoja. Posteriormente
fue a su cuarto. Se desvistió, quedándose en calzoncillos, y
se enfundó las manos en unos guantes. Semidesnudo, caminó
por el pasillo de la vivienda, se introdujo gateando en un
cuarto en el que se había quedado dormido su padrastro, y
tras pensar varios minutos qué iba a hacer, se alzó y asestó
un golpe brutal con el cuchillo, que atravesó de parte a
parte a la víctima.
La hoja entró por el último espacio intercostal izquierdo,
afectando la irrigación sanguínea del bazo, y salió por la
espalda. La muerte de la víctima, que no fue instantánea, se
produjo por shock hipovolémico, esto es, por una pérdida
masiva de sangre.
Los esfuerzos de los equipos médicos para salvar la vida de
la víctima fueron infructuosos. Ángel José P.G., después de
forcejar con su hermanastro y su abuelo, que se habían
levantado al escuchar los gritos de la víctima una vez
apuñalada, se escapó de la casa y fue hasta la puerta de la
pensión El Cateto, donde se quedó esperando a la policía
tumbado en un banco, al aire libre.
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El jurado apreció la culpabilidad por un delito de asesinato
El jurado popular que intervino en
el juicio por el denominado crimen de San Amaro apreció la
culpabilidad del acusado, después de cuatro días de proceso
en los que escucharon los testimonios del propio autor de la
agresión mortal, así como de familiares, un amigo del
acusado, médicos y agentes de policía. Se trató de un juicio
en el que la principal baza de la defensa era la falta de
capacidad intelectual del joven acusado -tiene actualmente
veinte años y contaba sólo con dieciocho en el momento de
perpetrar la mortal agresión-, que padece el denominado
síndrome de Asperger, una especie de autismo atenuado. Otra
de las bazas de la defensa fueron los supuestos malos tratos
habituales que sufría el joven que finalmente acabó con la
vida de su padrastro.
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