Son los organizadores de los talleres y cursos convocados
por la UFP “don erre que erre”?. Mayormente sí, visto el
éxito de convocatoria que alcanzan cada una de sus
iniciativas, novedosas en esta ciudad, necesarias en esta
ciudad y más que apreciadas en esta ciudad. ¿Recuerdan el
anterior curso de adiestrador de perros en el que la mitad
de los interesados se quedaron en la calle por falta de
plazas? Pues en este también y ha sido más interesante aún
ya que pone sobre el tablero las habilidades de los miembros
de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado a la hora
de tener que afrontar cualquier circunstancia en la que
aparece una mujer gestante, léase que haya sido víctima de
un tirón , se encuentre en situación de riesgo, o víctima de
violencia doméstica, o se ponga de parto o que haya sufrido
una caída, situaciones todas en las que la policía local o
nacional aparecen y tienen que hacerse cargo de la
situación.
No repetiré las ocasiones en las que policías han tenido que
actuar cómo improvisadas comadronas, ni cuantas veces se han
tenido que hacer cargo de neonatos abandonados e incluso
rescatados de la basura. Cierto es que siempre salen airosos
y en los telediarios, pero se actúa infinitamente mejor si
han asistido a un taller como el clausurado en el día de
ayer. Para treinta participantes. ¿Falta de espacio o de
monitores que lo impartan? Pues se repite el mismo curso un
par de veces, como deberá repetirse el de los canes, porque
no hay mayor mezquindad moral que impedir que quien quiere
saber, aprender y conocer se quede con las ganas y tres
palmos de narices. Es mezquino y es cruel privar a las
personas de una enseñanza que quieren adquirir. Y poner a
todos el caramelo del taller en la boca y luego que no haya
plazas. ¡Pero verán cómo para quienes los organizan siempre
hay una placita! Ya se sabe que quien parte y reparte se
queda con la mejor parte.
Y tal vez la UFP no se de cuenta de lo importantes que son
esos talleres a todos los niveles, ellos los organizan,
hacen el programa, los convocan, numerus clausus incluido,
la gente se apunta, la mitad se queda sin plaza y tan sólo
el hecho de que exista ¡por fin! una oportunidad de
formación continuada en temas señeros en esta ciudad, es
algo muy principal, en plan “pienso luego existo”. Pero ¿No
tienen derecho a disfrutar de esos talleres los de
protección civil, los bomberos, los voluntarios y los
ciudadanos que quieran estar preparados ante cualquier
eventualidad o simplemente adquirir conocimientos y
habilidades? ¿O es que el tema se les ha ido de las manos a
los organizadores y no esperaban tal respuesta mayoritaria a
sus convocatorias? ¿Y por qué no hay plazas para muchos
universitarios que también se encuentran interesados en
conocer esos temas? Que sepan los de la UFP que “el saber no
pide pan” y que los ciudadanos, en general, sea cual sea su
profesión, siempre tienen un gran anhelo por aprender cosas
útiles y beneficiosas para el conjunto de la sociedad.
¿Y es cierto que van a impartir un taller para detección y
asistencia de niños víctimas de violencia o de abusos?
Protocolo hospitalario hay y los Grume son mucho Grume, pero
el tema del maltrato a los niños y el abandono de los
abuelos, escuece tanto y es tan frecuente que un taller
específico sería agua de mayo. Pero sin “numerus clausus”
sino haciendo grupos de ser necesario o incluso turnos
correlativos.
Y de paso que le den la medalla de oro de Ceuta a los que
organizan los talleres de la UFP, porque están haciendo las
cosas “como Dios manda”
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