Así ha sido el del PP en Ceuta, el
pasado fin de semana, en el que por no haber, no hubo ni
oposición y el presidente salió elegido con más del 99% de
los votos, un porcentaje mayor que los que solía obtener D.
Francisco, en aquellos años tan denostados por la progresía
barata de nuestros días.
No hubo adversarios que se atrevieran a salir a la palestra,
el miedo es libre, pero no por ello hay que asentar la idea
de que toda la militancia mira para el mismo lugar, porque
quien piense así es que o es un cretino o no tiene dos dedos
de luz en su frente.
Pero, en esta ocasión, no todo han sido cosas para resaltar
y quedarse tan contento, no es así, por cuanto hubo
ausencias que habrá que ver como se valoran, desde las altas
esferas del partido en Ceuta porque tales ausencias no
suelen darse en actos como el del sábado.
¿Quién estuvo representando a Génova?. Nadie. Hubo otras
personas, muy válidas y dignas, que sí estuvieron, como es
el caso de Teófila Martínez, pero Teo es una buena vecina,
no tiene que ser la válida representación del Gobierno de la
Nación, ni mucho menos.
Partiendo de aquí y puestos a jactarse, en la presidencia
del partido, en Ceuta, se pueden jactar de no tener
competencia, pero deben añorar, también, no haber tenido ese
apoyo de las alturas, que nunca viene mal, y mucho menos en
esta época, en la que por cualquier cosa se le puede “pasar
factura” a un dirigente, por muchos votos que haya
conseguido.
En una situación como ésta no me extraña que el presidente
defendiera la unidad del partido y ratificara el compromiso
de los populares para que Ceuta siga avanzando en
prestaciones y en servicios básicos.
No me extraña y no extraña a nadie de cuantos conocemos muy
bien a Juan Vivas que mantenga esta situación, como tampoco
me extraña que en todas esas valoraciones no aparezca
ninguna cita sobre tantas docenas de facturas que desde el
Ayuntamiento se van alejando “sine die” y que quienes
prestan ciertos servicios es más que dudoso que las vayan a
cobrar.
Todo hay que valorarlo y esta valoración que hago ahora me
lleva a tener muchas dudas en todo el conjunto de proclamas
que se hacen en días como el sábado.
Unidad sí, ruptura no, es el punto de vista del Delegado del
Gobierno y creo que está claro que, en momentos de bonanza
de votos la unidad es más fácil de lograr que cuando los
votos faltan y los de “qué hay de lo mío” no pueden recibir
lo que se les prometió o se insinuó que se les podía
proporcionar.
Con quien más de acuerdo estoy es con Teófila Martínez al
acusar a los socialistas de utilizar durante años la
educación para manipular la sociedad. Y es más, yo diría a
Teófila Martínez que el PP, que en la situación que hoy
tiene podría romper esas manipulaciones, en este sentido se
ha quedado parado y, por no ir más lejos, mañana mismo
tienen a parte de la enseñanza en danza.
Dejar que esto suceda, por parte del PP, es estar mirando a
la luna de Valencia, en unos momentos en los que no se puede
permitir que la sociedad esté resquebrajada y que marcha por
las rutas que le siguen marcando desde las izquierdas más
intransigentes.
Volviendo al Congreso del PP, estaba claro que la Secretaría
General cambiaría de “dueño”. Doncel ya ha dado de sí lo que
tenía que dar, que no ha sido mucho y Yolanda Bel se marca
como objetivo potenciar el trabajo del partido y abrirlo a
los ceutíes.
Menos mal, porque si a estas alturas sólo estuviera abierto
para “ciertas élites”, “apañaos” íbamos a estar.
Al final, muchas palabras, los hechos ya llegarán, cuando se
paguen todas las facturas que se deben.
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