Es lo que yo digo a quienes hablan
conmigo sobre esa huelga o simulacro de ella que se ha
fijado para el día 22 en la enseñanza.
Y no es que el Gobierno no se merezca eso y otras cosas
parecidas, pero eso mismo se lo merecieron el pasado año y
los anteriores los gobiernos que han precedido al de Mariano
Rajoy y aquí, especialmente los sindicatos de clase, han
vuelto la mirada para otra parte.
He visto ya, en días pasados, como se empiezan a sumar a UGT
y a CCOO otros grupos sindicales, como si estuvieran, en
todo momento, luchando por una misma causa, cuando todos
sabemos que los dos sindicatos de clase van por un camino,
mientras el resto no tienen ni siquiera una “vereda” para
caminar por ella.
Cuando estos días se habla tanto de los recortes y de la
situación de la enseñanza, uno tiene que recordar a tanto
parlanchín como anda suelto, que la enseñanza no está hoy
peor que hace un año, ni el próximo curso estará peor que
hoy, y si con lo que ha habido que “tragar” los sindicatos
se han mantenido en calma, no hay razón para ahora sí y
antes no ir a la huelga.
Por sistema, no suelo ir a las huelgas promovidas por los
sindicatos, puesto que soy de la opinión de que los
problemas más duros que afectan a nuestra sociedad tienen su
base en la intervención de los sindicatos, a los que, para
más INRI, se les dan unas muy sabrosas subvenciones.
Es posible que en los recortes anunciados vayan
implícitamente reduciéndose plazas de docentes, plazas de
interinos, y yo creo que esa reducción de plazas sería menor
si el mucho dinero que se da en las subvenciones a los
sindicatos se empleara para evitar todas esas reducciones.
Veo que el secretario de Educación del PSOE de Ceuta rechaza
los recortes al profesorado, en estos términos:”Suponen el
mayor ataque que se ha infringido a la Educación Pública, en
la historia democrática”.
No está muy acertado en su afirmación Manuel Hernández
Peinado, porque el mayor ataque que se ha dado a la
Educación, sea pública o sea privada, ha llegado ya hace
bastantes años, con la serie de leyes de Educación que se
han venido sucediendo, desde que llegó el PSOE al poder en
1982.
Antes, en los años de la transición con la UCD, ya había
habido elementos que iban rompiendo la seriedad de la
enseñanza, muy especialmente cuando, en lugar de auténticos
profesionales, estuvieron en las programaciones educativas
toda esa patulea de pedagogos que se consideraban a sí
mismos como los verdaderos padres de la enseñanza.
Es vergonzoso que desde ciertos sectores del profesorado
sean miopes a lo que se ha venido dando y que no estén
exentos de cierto daltonismo para justipreciar a su propio
capricho los acontecimientos de última hora, pero sólo esos
acontecimientos, dejando de lado todo lo demás.
Ahora, parece que pasado mañana, todo el gremio sindicalista
va a tratar de hacer piña en torno a ese simulacro de
huelga, pero, afortunadamente, la mayor parte de los
profesionales de la enseñanza, entre los que me encuentro,
vamos a decir:”No vayas a esta huelga, yo tampoco voy”.
Es la respuesta, por parte de muchos docentes, la mayoría, a
todo ese movimiento que, cuando les interesa, organizan los
sindicatos.
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