No solo entre los marroquíes, el
gesto por ejemplo y de forma más directa aun lo comparten
los temperamentales rusos. La iniciativa la tomó Benkirán en
enero al recibir a Rajoy en Rabat, mostrándose afable y
cercano con un cortés ósculo en la mejilla, simbólica y
cálida forma de acogida que fue correspondida ahora en
España hasta por Don Juan Carlos. Y es que en la cultura de
nuestros vecinos del sur, la alternativa del saludo con la
mano (siempre la derecha por supuesto) aun cuando correcta
es más distante. Y Abdelilah Benkirán, islamista
parlamentario de pro y jefe del Gobierno de Marruecos, ha
sido acogido en su rápido viaje no solo con la tradicional
cortesía española, sino hasta diría que con los brazos
abiertos. Como recordarán, tras el seguido triunfo del PP en
España y el PJD en Marruecos, este escribano del limes se
apresuró a comentar que la victoria electoral de ambas
formaciones políticas iba a redundar en una clara mejoría de
las siempre complejas relaciones bilaterales entre ambos
países, por más que desde el “Pseoe” algunos agoreros
amagaran con desastres añorando el clima creado por Zapatero
I el de las mercedes.
Además la visita de Abdelilah Benkirán tiene un valor
añadido, pues si Rajoy continuó la tradicional política
española de los últimos años viajando oficialmente a
Marruecos antes que a otro país, Benkirán ha devuelto el
detalle pues también es la primera vez que de forma oficial
un Primer ministro (jefe de Gobierno en la nueva
Constitución) decide viajar antes a España que a Francia. Y
eso es algo más que un gesto. Si “París vaut bien une messe”
como dijo le bon roi Henri, la visita de Benkirán bien vale
unos castos ósculos en la mejilla. Por lo demás, pintan
bastos y no están los tiempos para tensar la cuerda por
ninguno de sus extremos. Si a España aún le queda una larga
rodadura camino de cabecera de pista para iniciar la carrera
de despegue, Marruecos se apresta a un aterrizaje forzoso de
la forma más controlada posible, mientras duplica la
subvención de los precios para productos de primera
necesidad, cuyo coste se llevaría el 20% del presupuesto.
Por lo demás, el vector de las reservas de divisas apunta a
la baja y, solo de España, en los últimos meses han
regresado a su país de origen al menos cien mil marroquíes
(de Italia sobre setenta mil).
El plato fuerte del encuentro fue sin duda el compromiso de
celebrar el próximo12 septiembre una cumbre bilateral o RAN
(Reunión de Alto Nivel), la décima desde 1993, remontándose
la última a diciembre de2008. Por lo demás el marco jurídico
formal entre los dos países, el Tratado de Amistad, Buena
Vecindad y Cooperación de 4 de julio de 1991, está
ampliamente superado por lo que debería renovarse no sin
antes pasarlo por la criba pues, por ejemplo, ¿hasta qué
punto se cumplen sus bases…?.
Pero sin duda nada mejor para evaluar la temperatura entre
los dos países que el espinoso tema del Sáhara Occidental,
las unilateralmente anexionadas Provincias del Sur para
Rabat. Marruecos no piensa ceder un ápice sobre su limitado
(aun cuando interesante como punto de partida) Proyecto de
Autonomía y ahí está la recientísima y vergonzosa recusación
unilateral del enviado de las Naciones Unidas, Cristopher
Ross, harto elocuente. Si la descolonización inconclusa del
Sáhara es una hipoteca para Rabat, para España resulta una
pesada herencia, pues Madrid aun retiene responsabilidades
legales como última potencia administradora y Marruecos
debería ser más realista y darse con un canto en los dientes
con la “neutralidad activa” de la diplomacia española. Por
su parte y al respecto, el programa electoral del PP es
prudentemente elocuente:”Lograr una solución conforme con
las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas y el derecho internacional y con la responsabilidad
histórica de España”. Guste o no a tirios y troyanos, es lo
que hay. Visto.
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