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                     La semana está pasando demasiado 
					veloz para mi gusto y sólo me queda un día como trabajador 
					activo en mi categoría. Hoy, viernes día 18 dejaré de serlo. 
					 
					Por tanto, hoy viernes es mi última acción como articulista 
					de opinión y por ende este será mi último artículo en el 
					entrañable “El Pueblo de Ceuta”, si no encuentro suficientes 
					alicientes para continuar escribiendo. 
					 
					Una semana que ha transcurrido, y sigue transcurriendo, 
					plegada de incidencias para todos los gustos y sabores. 
					 
					He seguido las declaraciones del editor del periódico en su 
					versión de presidente de la A. D. Ceuta, José Antonio Muñoz 
					Serrano, en la televisión ceutí y no puedo menos que 
					exclamar: ¡qué ’jodío’ es este mundo!, concentrado en mi 
					ciudad. 
					 
					A no ser que tengan, los responsables políticos de la Ciudad 
					Autónoma de Ceuta, escondidas en la manga otras soluciones 
					que no sean la de arruinar al equipo representativo de la 
					misma en categorías nacionales, como por ejemplo la creación 
					de otro equipo de fútbol en sustitución del actual o la de 
					presionar, por oscuras razones, contra el actual presidente 
					para que abandone el barco. 
					 
					Lo que están haciendo, según la versión ofrecida por los 
					responsables del gobierno de la ciudad, es hundir al club de 
					manera irremediable, a José Antonio Muñoz no lo podrán 
					hundir ni como persona, ni como directivo, ni como 
					empresario, eso creo. 
					 
					La A. D. Ceuta ha hecho, está haciendo y de seguro seguirá 
					haciendo muchísimo más que cualquier político por su propia 
					ciudad. Si no fuera por el equipo de fútbol, nuestra ciudad 
					no sería conocida más que como “el puente de los moros” 
					abierto para la inmigración hacía Europa, sino como antiguo 
					presidio (es cierto que la mayoría no entiende perfectamente 
					qué es ‘presidio’). 
					 
					En Catalunya, casi todo el mundo conoce Ceuta gracias a los 
					épicos partidos de la Copa del Rey y, sobre todo, por la 
					Casa de Ceuta en Barcelona, cuyo equipo de futbol sala, sin 
					comparar, ha paseado el nombre de la ciudad en cuantos 
					campeonatos ha participado y ganado, aparte del grupo 
					escénico de la entidad que representa las chirigotas por 
					todo el territorio. 
					 
					Estas promociones son impagables y por eso mismo deben tener 
					toda la atención, ayuda y ‘propulsión’ por parte de las 
					autoridades ceutíes si queremos tener un lugar en el mundo 
					mediático con buenas sensaciones. 
					 
					No me digan que estamos en un pozo de crisis, insisto y 
					seguiré insistiendo que eso es una auténtica mentira, es una 
					pantalla para que cierto sector de la ciudadanía de este 
					país se aproveche del resto. Lo afirmo y lo ratifico: la 
					crisis no es más que una monumental estafa. 
					 
					¿Cómo podemos creer que exista esa tan manida crisis, si uno 
					de nuestros bancos, el Santander para ser más claro, 
					solicita dinero público cuando dispone de más de 35.000 
					millones de euros depositados en otro banco a nivel europeo? 
					¿Cómo podemos admitir la supuesta quiebra de Bankia cuando 
					Rodrigo Rato, en tan cortísimo espacio de tiempo, percibió 
					1.200.000 euros para su bolsillo?... dejen de tomarnos el 
					pelo, por favor. 
					 
					Yo estaba dispuesto, cuando me llegara la jubilación laboral 
					que es hoy, regresar a Ceuta y, entre otras cosas, colaborar 
					desinteresadamente con el equipo de fútbol en cualquier 
					posición –no de jugador, desde luego- que los dirigentes del 
					mismo considerasen oportuna… pero no voy a acudir a 
					observar, extrañado, el desinterés que despierta en quienes 
					tiene en sus manos ayudar a recuperar su solvencia económica 
					y mediática para convertirlo en un club que haga recordar a 
					los miles de ceutíes aquel que luchó por ascender a Primera. 
					 
					Bueno, queridos lectores, he pasado una etapa agradable 
					llevando mis opiniones, para algunos desagradables, en esta 
					ventana que el periódico puso a mi disposición y ¿qué 
					quieren que les diga?, me voy con la sensación de dejar a 
					medias un proyecto que queda en eso: un proyecto. 
					 
					Solo me queda dar un abrazo simbólico a todos aquellos que 
					me han seguido hasta ahora. 
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