Cuando estamos a mitad de mayo,
más que cruces floridas lo que tenemos son cruces de las
otras: las cruces de saber que no hay trabajo. Que los
parados siguen aumentando. Que cunde el hambre. Que en todas
las casas, salvo en la de políticos, ricos y trincones, hay
familias angustiadas por la caótica situación de algún
familiar que vive abocado a ser lo más parecido a una fiera
enjaulada porque está desempleado.
Estamos a nada y menos de enfrentarnos a un verano largo y
caluroso. Un verano repleto de incertidumbres en todos los
sentidos. De incertidumbres basadas en la realidad de cuanto
está aconteciendo en un país sumido en una crisis económica
que los medios siguen difundiendo hasta extremos de que no
hay día en el cual incluso los más optimistas no acudan
prestos a estimularse para olvidar la catástrofe que nos
vienen anunciando.
Nos espera un verano sangrante, y no por motivos taurinos;
sino porque seguimos viendo cómo el Gobierno presidido por
Mariano Rajoy sigue mostrándose incapaz de resolver
los problemas. Y no será porque las medidas que airea el
presidente cada viernes no son desmedidas para tratar de
ganarse la confianza de la señora Merkel. Pero que si
quiere arroz, Catalina. Nanay de la China. Pues la alemana
se ha dado cuenta de que Rajoy tiene trazas de calzonazos.
Calzonazos es alguien cuya falta de autoridad en casa, el
poco dominio de la escena que en ella tiene, la compensa
dándoselas de duro en la batalla diaria. De un calzonazos
conviene no fiarse. Ya que incumple todo lo que promete
fuera del hogar. Para poder compensar su desequilibrio
emocional.
Cierto es que los veranos, además de ser para las bicicletas
–qué vista tuvo Fernando Fernán Gómez-, ayudan mucho
a que la gente entre baños de sol y de agua, aminore la
cantidad de mala leche que lleva ya acumulada. Aunque
tampoco es menos cierto que las calores incitan a cometer
barbaridades. No hace falta mencionar los estallidos de
furia que a través de los años se produjeron durante la
canícula.
Durante la canícula, ya no gozará el Gobierno ni siquiera de
la oportunidad de distraer la atención con Pep Guardiola:
modelo de español y técnico que ha sido capaz de acaparar
los comentarios durante muchos meses. Cuánto daría el
Gobierno porque a partir de ahora los monopolizara por todo
lo contrario. Es decir, porque sus enemigos comenzaran a
largar de sus lados oscuros. A fin de que la gente no
hablara de política. Que ya se lo decía Franco a sus
ministros. “Haga usted como yo: no se meta en política”. Y
es que la política es el arte de impedir que la gente se
meta en lo que sí le importa. Me van a perdonar que no diga
quién fue el autor de semejante verdad. Que no absoluta,
¿eh?
Hablando de verdades. En esta ciudad, por lo visto, no hay
más verdades que las que dice quien más manda. Y pobre de
quien le lleve la contraria. Aunque eso es algo que sé yo
desde hace treinta años. Ya que hay personas que han nacido
para incumplir sus compromisos, pero son capaces de cumplir
las amenazas.
El verano, que se presenta desolador, será, si no se saca
Muñoz algo de la chistera, el momento en el cual la
Asociación Deportiva Ceuta perderá la categoría. Eso sí,
para celebrarlo vendrán invitados Villar y Del
Bosque. Siempre que la selección española no falle en su
cita europea. Y a vivir con Antonio García Gaona…
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